Como ya es tradición en el Día de las Campesinas y los Campesinos, que se conmemora cada 28 de julio en recuerdo de la publicación de las leyes de Reforma Agraria y de Sindicalización Campesina en 1967, las organizaciones del mundo rural junto al Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) entregan regalos a los mandatarios para agradecer su apoyo a la pequeña agricultura del país.

El acto de este 2025, realizado en la Plaza de la Constitución de Santiago, no fue la excepción. El Presidente Gabriel Boric recibió dos presentes –en años anteriores se le entregó un árbol de la vida en fibras vegetales, una olla de greda de Quinchamalí con productos campesinos y un libro sobre la Reforma Agraria–, pero esta vez ninguno fue para él, sino para Violeta, su hija.

La primogénita del mandatario junto su pareja, la químico ambiental y seleccionada nacional de básquetbol Paula Carrasco –quien ya tiene un hijo de 7 años–, nació a las 23 horas del pasado 25 de julio en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile y así Boric se convirtió en el primer jefe de Estado en ser padre durante el ejercicio de su cargo luego de más de nueve décadas. El último fue Carlos Ibáñez del Campo, quien en 1928 y 1930 tuvo a sus hijos Margarita y Ricardo.

Al día siguiente del nacimiento y tras comentar que sólo había dormido poco más de tres horas, el mandatario, quien hizo uso de sus cinco días de permiso posnatal parental, expresó que “yo ahora cuando hable siempre voy a hablar como padre y también como presidente. Tengo un sentido de responsabilidad tremendo por el presente, por el futuro, por el país que les vamos a heredar a las Violetas del futuro, y voy a estar todo lo presente que pueda dentro de mis responsabilidades”.

Los regalos que Boric recibió con gran emoción y chochera de manos de Madelyn Villa y Luis San Martín, representantes de la Mesa Nacional de Jóvenes Rurales, fueron un móvil hecho con fibra de pil-pil voqui por los cesteros del Lof Mapu de Alepué Milton Lienlaf, Rosario Ancacura, Isolde y Luz Antillanca, y un poncho tejido con lana natural de oveja por la artesana de La Ligua Eugenia Báez, todos usuarios de INDAP.

 

Móvil de pilpil voqui

El pil-pil voqui (püll püll foki en mapudungun) es una planta enredadera que crece en los bosques nativos de la zona centro-sur del país y que en el sector costero de Mariquina, región de Los Ríos, es trabajada hasta hoy por familias mapuche lafkenche para la elaboración de canastas, utensilios domésticos y piezas decorativas contemporáneas, hecho por el cual fueron reconocidas como Tesoro Humano Vivo en 2015.

Milton Lienlaf, uno de los cultores que participó en la creación del móvil, haciendo los copihues, las flores de chilco y las hojas, vivió durante largos años en la región Metropolitana, pero en el 2018 le diagnosticaron linfoma de Hodgkin y decidió regresar a su tierra natal, Alepué, para tratarse en el Hospital Base Valdivia, estar junto a su padre y su familia, alejarse del estrés y construir su casa en el campo. “Fue la mejor decisión, porque estoy más tranquilo y puedo seguir en mi oficio”, dijo.

Sobre su trabajo, contó que “yo en la primavera y el verano salgo al bosque nativo a buscar el voqui y en mis creaciones siempre me he enfocado en la naturaleza y en las flores del sur, que son muy bellas. Que este trabajo esté destinado a la hija del Presidente Boric es espectacular, porque es una niña que ahora va a crecer mirando la naturaleza con curiosidad”.

 

Poncho en lana de oveja

Eugenia Báez Acosta es hilandera y tejedora de La Ligua, región de Valparaíso, participa en la Agrupación Siete Hebras –por el número de participantes que comenzó, de las cuales hoy quedan solo cuatro– y cuenta que el poncho para la pequeña Violeta lo hizo en un telar a pedales, en tonos café moro y beige 100% naturales.

En su agrupación hay mujeres de la Ligua y Valle Hermoso y cada una tiene su especialidad. Ella se dedica solo a los ponchos para niños y niñas con lana natural de oveja y también fibra de alpaca, y en el verano suma además la confección de prendas en algodón hechas a palillo. Sus trabajos los comercializa en el Mercado Campesino de INDAP de La Ligua y también participa en una alianza productiva con ONA Chile para revitalizar el oficio del tejido de mantas chilenas.

“Para mí fue una alegría muy grande haber hecho un poncho para la hijita de nuestro Presidente, es algo que me hace sentir muy orgullosa. Esta es una tradición que estamos manteniendo viva, rescatando lo tradicional con telares a pedales y lanas naturales. Todas son prendas únicas, ninguna es igual a otra, ni en su textura ni en su simetría, siempre hay detalles particulares”, dice Eugenia.

Boric no es el único mandatario al que las organizaciones campesinas del país han hecho regalos. En años anteriores, Sebastián Piñera recibió un juego de cacho confeccionado en cuero de vacuno por el talabartero Jacinto Reinoso Torres, de La Ligua, y Michelle Bachelet, una bufanda mariposa tejida en fibra de alpaca por la artesana aymara Felipa Condori Zarzuri, de General Lagos.

 

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