Una investigación reciente liderada por científicos chilenos ha revelado el sorprendente papel del quintral -Tristerix corymbosus-, una planta hemiparásita nativa, en la contención de especies arbóreas invasoras en los ecosistemas de Chile central. Tradicionalmente consideradas plagas forestales, las plantas parásitas como el quintral podrían estar actuando como aliadas en la conservación de la biodiversidad nativa como una herramienta natural de control biológico frente a especies invasoras.
¿Qué son las plantas parásitas?
Son todas las plantas que adquieren sus recursos de otras plantas. “Hay plantas hemiparásitas, a las que pertenece el quintral –Tristerix corymbosus, familia Loranthaceae-, que son las que adquieren tanto agua como nutrientes de su planta hospedera y que son capaces de realizar fotosíntesis, de ahí que sean ‘medio’ (hemi) parásitas. Y están las holoparásitas, que adquieren todos los tipos de recursos de sus hospederos” explica Alex Fajardo, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad -IEB- y académico de la Universidad de Talca. A su vez, Francisco Fontúrbel quien es investigador de Millenium Nucleus of Patagonian Limit-of-Life, LiLi, señala que algunas plantas parásitas pueden causar daño, aunque la mayoría tienen efectos no letales sobre sus hospederos. “Y al contrario de lo que se piensa, pueden tener impactos positivos directos sobre la planta en la que crecen e incluso, efectos positivos indirectos sobre las plantas vecinas no infectadas, lo que puede convertirlos en especies clave en la estructura y diversidad de los ecosistemas”.
Para una mejor comprensión, en el mundo existen más de 4500 especies de plantas parásitas y están distribuidas por la mayoría de los biomas del planeta, desde la profundidad de los bosques tropicales hasta los grandes desiertos, y pueden infectar a una única especie de planta, o a varias, sin embargo generalmente muestran algunas preferencias.
El caso del quintral
En Chile, el quintral –Tristerix corymbosus– se distribuye a lo largo de más de 10 grados de latitud, abarcando distintos biomas como el matorral del centro del país y el bosque templado lluvioso del sur de Chile y Argentina. Esta planta, presente en una gran variedad de zonas geográficas y climáticas, parasita a más de 30 especies de árboles, arbustos e incluso lianas. Es la única especie de quintral que puede encontrarse en áreas urbanas, y como posee hojas propias y realiza fotosíntesis, se le considera una planta hemiparásita.
Entre los hospederos nativos del quintral se encuentra el maqui –Aristotelia chilensis-, el corcolén –Azara integrifolia-, y el maitén –Maytenus boaria-, todos los cuales son arbustos o árboles de baja estatura y crecimiento lento. El quintral rara vez mata a sus hospedadores nativos, lo que sugiere que tanto el hemiparásito como el hospedero han convivido y coevolucionado durante muchos miles de años. Lejos de ser una amenaza, el quintral es una pieza esencial en la vida del bosque, “muchas especies de animales dependen de él para alimentarse”, nos cuenta Fontúrbel. De hecho, por ejemplo “durante el invierno el néctar de sus flores es el principal alimento del picaflor chico, y en verano, sus frutos son clave para el monito del monte”. “La masiva presencia de quintral en álamos, sauces y acacias en la Región del Maule y en todo Chile Central nos motivó a estudiarlo. El fenómeno representa un patrón ecológico que necesita ser explicado. Es un buen ejemplo de cómo se realiza el trabajo de investigación ecológica: observaciones de sistemas naturales, establecimiento de un patrón, establecer hipótesis que expliquen el patrón y evaluar dichas hipótesis” destacó Alex Fajardo. La especie se desarrolla mejor en invasoras que en nativas, pues las exóticas son de mayores dimensiones que huéspedes nativos “mayores dimensiones, más recursos. Los álamos, sauces y acacias son especies de rápido crecimiento, capaces de adquirir recursos rápidamente; entonces, constituyen hospederos ideales para la proliferación del quintral” afirmó Fajardo.
Otro efecto positivo es que aportan hojarasca rica en nutrientes a los ecosistemas, lo cual resulta especialmente beneficioso en ambientes donde el nitrógeno es limitado. Como explica Alex Fajardo, «los muérdagos no necesitan ahorrar nutrientes, ya que los obtienen con relativa facilidad. Por eso, presentan una baja eficiencia en la reabsorción de nutrientes, es decir, no recuperan muchos nutrientes de sus hojas antes de que caigan». Esto hace que sus hojas caídas sean especialmente nutritivas, enriqueciendo el suelo y favoreciendo el ciclo de nutrientes en el ecosistema.
Nuevos actores ¿o nuevas víctimas?
Chile central ha experimentado continuas modificaciones del paisaje desde la época colonial, debido a la agricultura y la silvicultura, la vegetación nativa ha sido casi erradicada del valle central y en reemplazo encontramos especies foráneas, en las que el quintral también pudo prosperar. Es por eso que no es extraño verlo en los árboles exóticos, como el álamo negro –Populus nigra, oriundo de Europa y Asia-, álamo de nortemaérica –Populus deltoides, originario de Estado Unidos-, sauce –Salix babylonica, originario de China-, y aromos –Acacia dealbata, y Acacia melanoxylon originarios de Australia-. Estos últimos son considerados plantas invasoras e incluso han sido señaladas como promotoras de recientes incendios forestales catastróficos.
“La masiva presencia de quintral en álamos, sauces y acacias en la Región del Maule y en todo Chile Central nos motivó a estudiarlo. El fenómeno representa un patrón ecológico que necesita ser explicado. Es un buen ejemplo de cómo se realiza el trabajo de investigación ecológica: observaciones de sistemas naturales, establecimiento de un patrón, establecer hipótesis que expliquen el patrón y evaluar dichas hipótesis” destacó Alex Fajardo. La especie se desarrolla mejor en invasoras que en nativas, pues las exóticas son de mayores dimensiones que huéspedes nativos “mayores dimensiones, más recursos. Los álamos, sauces y acacias son especies de rápido crecimiento, capaces de adquirir recursos rápidamente; entonces, constituyen hospederos ideales para la proliferación del quintral” afirmó Fajardo.
“Encontramos que el quintral es significativamente más abundante y más grande cuando crece en estas especies no autóctonas, reduciendo su rendimiento y en última instancia, pueden llegar a causarles la muerte. Esto ha hecho que sea vista como una plaga forestal e intensamente dañina. Pero, aunque afecte a estos árboles, a su vez, es probable que aumente la diversidad de la comunidad, especialmente en sistemas alterados, atrayendo a animales polinizadores y dispersores de semillas y aumentando los nutrientes del suelo, así múltiples efectos positivos directos e indirectos sobre las comunidades y paisajes modificados” (A. Fajardo).
Una de las razones del sorprendente aumento de la abundancia y el tamaño de los quintrales en los árboles no nativos, puede deberse a que éstas presentan un crecimiento mucho más rápido, así deberían suministrar más recursos al quintral que los árboles autóctonos de crecimiento lento.
“El quintral está haciendo lo que he denominado como una «recuperación del territorio», al colonizar de nuevo el valle central que antiguamente estaba lleno de especies nativas. En términos evolutivos, la relación quintral-hospedero nativo es de coevolución; los huéspedes nativos toleran la presencia del quintral cuando les extrae recursos, pero se benefician también ya que el quintral es un atractivo de polinizadores y dispersores de semillas que no tan sólo llegan a buscar el néctar y los frutos del quintral, sino que también los de los hospederos. Ahora, en el caso de la relación quintral-hospedero exótico, nosotros creemos que puede estar dándose un «ajuste de cuentas» entre ambas partes, es decir, que está ocurriendo selección natural en donde habrá algunos individuos exóticos que no resulten ser hospederos fáciles para el quintral y que, por otro lado, el quintral pueda evolucionar ante estos nuevos desafíos” explicó Alex Fajardo.
¿Por qué el crecimiento rápido hace a las especies exóticas más susceptibles al quintral?
Los hemiparásitos como el quintral Tristerix corymbosus, tienen hojas y por tanto, fotosintetizan sus propios carbohidratos. Sin embargo, igual dependen de los carbohidratos que obtienen de su planta hospedera. Esta potencial transferencia de energía puede reducir las reservas del hospedero y su tasa de crecimiento. Las especies no nativas, de crecimiento rápido, se caracterizan por tasas fotosintéticas más altas y un metabolismo general más elevado. Así podrían proporcionar mayores cantidades de carbohidratos a los hemiparásitos, lo que explicaría su crecimiento desmedido en éstos árboles.
Perspectivas ecológicas y evolutivas
La compleja relación holística entre el quintral y especies exóticas puede tener implicancias ecológicas, fisiológicas y evolutivas fascinantes. El quintral puede funcionar en los bosques invadidos como una especie clave, con efectos negativos directos sobre las especies exóticas o invasoras e interacciones indirectas positivas con las nativas.
Nuevas interacciones tróficas
El quintral tiene dos dispersores principales de semillas: el relicto marsupial monito del monte (Dromiciops gliroides) en los bosques templados lluviosos del sur de Chile y Argentina y la tenca (Mimus thenca) en los bosques esclerófilos de Chile central. En el primer caso, sus frutos son recursos clave para el monito del monte proporcionando las reservas energéticas necesarias para sobrevivir a la hibernación. El monito del monte, en bosques perturbados dominados por plantas exóticas, se asocia comúnmente con abundantes individuos de quintral.
Muy relacionada con los hospedadores exóticos, la tenca es una especie de ave frugívora muy común en entornos urbanos. Los árboles hospedadores exóticos proporcionan lugares de percha para la tenca. Y mientras se posa, defeca semillas. Así pues, los quintrales que prosperan en árboles exóticos pueden ser responsables del mantenimiento de las poblaciones de polinizadores y de la dispersión de semillas en entornos rurales y urbanos.
Conclusión
En conclusión, los autores enfatizan que el quintral,Tristerix corymbosus infesta abundantemente y puede matar especies arbóreas invasoras no nativas en Chile central. Esto sugiere que esta especie parásita podría funcionar como un potente agente de control biológico contra especies arbóreas invasoras como el aromo. A su vez aumenta la diversidad en ecosistemas modificados. El estudio que abre muchas nuevas interrogantes y líneas de investigación, proporciona un ejemplo modelo de cómo las plantas parásitas podrían ayudar a resistir invasiones en general y recuperar ecosistemas.
Los autores del artículo son Alex Fajardo, Claudia Reyes-Bahamonde, Francisco Fontúrbel, Frida Piper y Ragan Callaway. El título original es: “Shining a new light on parasitic
plants: resistance to invasión” y fue publicado en la revista New Phytologist 2025
La investigación fue posible gracias al financiamiento de diversas instituciones, como la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) a través de los proyectos FONDECYT 1231025, 3240649, 1250935, Núcleo Milenio LILI NCN2024_040, PIA/BASAL FB210006 e Iniciativa científica Milenio NCN2021-050.