• 12 familias campesinas de la Región de Valparaíso forman parte de la propuesta de investigación que busca evaluar la efectividad de la Intensificación ecológica como un nuevo modelo de producción agrícola sostenible. La iniciativa,  a cargo del Centro Ceres, se basa en el uso de prácticas agroecológicas inspiradas en soluciones de la naturaleza.

 

Con la participación de agricultores y asesores del Programa de Desarrollo Local (PRODESAL), Centro Ceres llevó a cabo el encuentro “Hablemos de Intensificación Ecológica”. La jornada presentó los avances de la primera temporada de ensayos de tomates distribuidos en 12 campos ubicados en la Cuenca del Río Aconcagua, 6 de ellos rodeados con una matriz de vegetación natural mayor al 60%, y el resto de los predios con una cobertura vegetal  inferior al 30%.

 

De esta manera, el estudio apoyado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) pretende valorar el aporte de los servicios ecosistémicos en diversas condiciones socioambientales, donde “el compromiso de las y los agricultores es fundamental”, enfatiza el Dr. Carlos Huenchuleo, director ejecutivo de Centro Ceres.

 

El también académico de la Escuela de Agronomía de la PUCV rescata que esta instancia “nos permite dar a conocer lo que estamos haciendo en sus campos y los motivos que justifican la generación de nuevo conocimiento”. Huenchuleo enfatiza además que reunirse con los representantes de la agricultura regional “fue una experiencia enriquecedora, porque pudimos recoger sus impresiones, comentarios y sugerencias para mejorar lo que estamos haciendo”.

 

Carla Correo, co-fundadora de Santuario Clafira, espacio dedicado al cuidado de animales rescatados, analiza esta colaboración desde otra perspectiva. Para ella, hace 10 años atrás, ver el campo donde convive con su familia era imposible la agricultura. Hoy, luego de haber participado en el primer ciclo del proyecto, visualiza una oportunidad para avanzar hacia la sustentabilidad, produciendo “alimentos ricos en nutrientes, libre de pesticidas y orgánicos”.

 

Para Centro Ceres, este escenario es posible gracias a la biodiversidad presente en el ecosistema , la que aporta significativamente en la producción de alimentos. Una propuesta que, dada la caracterización montañosa del paisaje, según describe Correo, desmiente lo que sus vecinos alguna vez le advirtieron: “Nos dijeron que no iba a crecer nada y vimos un muy buen resultado con los tomates”. Y es que acá, a pesar de las bajas precipitaciones y la poca disponibilidad de agua, existen recursos naturales presentes en el predio que favorecen el crecimiento del cultivo.

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