La implementación del arancel de 10 % a las exportaciones frutícolas chilenas ha generado inquietud y acciones con interlocutores estadounidenses destinadas, al menos, a minimizar el impacto en nuestra economía. ¿Pero de mantenerse el arancel, quién pagaría en definitiva este impuesto? El economista agrario de INIA Quilamapu, Jorge González Urbina, con más de tres décadas de experiencia en el sector, analizó este escenario.   

¿En qué pie se encuentran las conversaciones con Estados Unidos? 

Desde el 9 de abril rigen 90 días de pausa de aplicación de los aranceles, lo que también ha generado controversias en Estados Unidos y un compás de espera en las negociaciones. En Chile, la situación motivó que sesionara el Consejo Agroexportador Agroalimentario y, además, que se adoptaran acciones por parte de los ministerios de Hacienda, Relaciones Exteriores y Agricultura, y a representantes del sector privado. El marco legal es el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, esperándose resultados concretos en el mediano plazo, quizás, con negociaciones complejas.

¿De qué depende que los aranceles afecten eventualmente la demanda por la fruta chilena?

Es casi un hecho  que la demanda por fruta chilena se afectaría, pero hay varias determinantes de la demanda, no solo el precio. Por ello, el efecto de los aranceles en el consumo de fruta chilena no sería homogéneo para todas las especies. La demanda es determinada por los consumidores, según sus gustos  e ingresos monetarios, pero también por la existencia de bienes relacionados o sustitutos, y por las expectativas que tienen las personas, por ejemplo, en los precios y en sus salarios futuros.

¿Cuál es la situación actual de los consumidores estadounidenses?

En el último tiempo han experimentado alzas de precios en huevos, carnes, jugos, café, entre otros, causadas por plagas, guerras, el clima y otros factores. Esto no es buena noticia para la demanda por fruta chilena en Estados Unidos –que eventualmente– ingrese con mayores precios. Sin embargo, la respuesta de los consumidores a cambios en el precio, no es única, sino que diversa, incluso entre especies de fruta, lo que condiciona toda la cadena, desde la producción en Chile hasta la compraventa en el retail norteamericano.

¿Se sostiene que los aranceles lo pagarán los fruticultores chilenos con cargo a sus costos? ¿Es tan así aquello?

Que asuman este costo adicional los fruticultores y o exportadores chilenos, es posible. Pero otros integrantes de la cadena, incluido el consumidor estadounidense, también pueden verse forzados a asumir parte de este costo adicional. Dependerá en buena medida de lo que se denomina elasticidad precio de la demanda, indicador que relaciona el cambio porcentual en la cantidad demandada con el cambio porcentual del precio. Por ejemplo, si el precio de la fruta sube 10 %, la cantidad demandada de los consumidores puede disminuir más de 10 %, menos de 10 % o igual a 10 %; si cae más de un 10 % es una demanda de rango elástica, y si disminuye menos de 10 %, es una demanda de rango inelástica.

La elasticidad precio da luces respecto de qué integrantes de la cadena asumirían el costo del arancel, o parte de él. Si la demanda por fruta tiende a ser inelástica al precio, habría mayor posibilidad de traspasar el arancel al precio pagado por el consumidor estadounidense, pues este compraría, aún, a un precio mayor. Si la demanda es elástica al precio, el arancel debería incorporarse al costo del productor, exportador y o importador, y no traspasarse al precio pagado por el consumidor, pues este compraría significativamente menos con un precio mayor.

¿Se afectarán de manera similar todas las especies frutales exportadas a Estados Unidos? 

Probablemente el sector quedará con un régimen arancelario único, pero como exportamos fruta de más de 20 especies, el efecto arancel debería ser dispar. Dependerá, en cada caso, de los volúmenes exportados, de la oferta sustituta dentro de Estados Unidos, de los determinantes de la demanda de fruta y, lo que resulta clave, de la elasticidad precio de la demanda por fruta.

Las elasticidades precio de la fruta se ubican en rangos moderadamente elásticos, como en el caso delos berries, palta, jugos y uva. Es decir, muestran igual o levemente mayor porcentaje de caída en la demanda, respecto del porcentaje de aumento del precio. La inelasticidad del precio en frutas es poco frecuente. Luego, no parece muy factible traspasar al precio del consumidor estadounidense el costo del arancel en la mayoría de las frutas exportadas por Chile, pudiendo ser más plausible “distribuir” este costo entre productores, exportadores y o importadores de la cadena, según cada negociación.

Finalmente, ¿cuáles son los aspectos más relevantes a considerar para este periodo? 

Yo destacaría cinco elementos:

  • Considerar que el arancel de 10 % sigue vigente, eso sí en un compás de espera de 90 días desde el 9 de abril.
  • No obstante que está “instalado” que el arancel lo pagará el productor chileno, hay múltiples factores de la demanda estadounidense por fruta, que sugieren ser cautos.
  • Recordar que la demanda cambia con su elasticidad precio. En frutas, en general, es moderadamente elástica.
  • Tener en consideración que con demanda elástica, no habría traspaso de costo del arancel al consumidor, asumiéndolo el productor, exportador y o importador. Sí es inelástica, se podría pensar en  traspasar el costo arancel al precio final del consumidor.
  • Por último, aún no está sentenciado que solo los productores chilenos pagarían el arancel. Toda la cadena está expuesta a financiarlo. Las negociaciones debieran aclarar esto para cada especie frutal.
Google News Portal Agro Chile
Síguenos en Google Noticias

Equipo Prensa
Portal Agro Chile

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here