Como parte de las acciones de prevención impulsadas por el Ministerio de Agricultura, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha intensificado su coordinación con empresas forestales y eléctricas, con el objetivo de fortalecer las medidas para el control de la Lobesia botrana en la región de Ñuble.
En ese contexto, el SAG está e alerta por la presencia de plantas de vid vinífera sin manejo agronómico en franjas de seguridad —principalmente en servidumbres eléctricas, predios forestales y terrenos en abandono productivo—, las cuales representan un riesgo fitosanitario significativo al convertirse en reservorios activos de esta plaga. “En distintas zonas del Valle del Itata hemos identificado viñedos en abandono, sin ningún tipo de manejo, lo que impide una acción de control efectiva. Esto genera un riesgo permanente de rebrote y proliferación en las áreas productivas vecinas que sí están cumpliendo con las acciones técnicas exigidas”, señaló el director regional del SAG Ñuble, Osvaldo Alcayaga.
Ante esta situación, el Servicio ha iniciado gestiones con empresas responsables de dichas franjas, solicitando la identificación y manejo de estas vides, mediante acciones como poda o, cuando corresponda, la incorporación de estos terrenos a los planes operacionales vigentes contra la Lobesia botrana. “Con esta estrategia de coordinación buscamos proteger el estatus sanitario de la región, resguardar la competitividad de nuestros productores y contribuir a una agricultura sustentable, especialmente en una zona donde la vitivinicultura y la fruticultura tienen un valor económico y patrimonial relevante”, afirmó el Seremi de Agricultura, Antonio Arriagada Vallejos.
Desde el SAG se enfatizó que los predios con vides abandonadas deben ser manejados al igual que los activos, ya que su omisión compromete la eficacia de las campañas de control, especialmente en sectores donde se están aplicando trampas de monitoreo, feromonas y otras medidas fitosanitarias específicas. Asimismo, se realizó un llamado a las empresas contratistas del rubro forestal y eléctrico que operan en zonas rurales para que informen la presencia de vides en áreas bajo su administración, de modo que el SAG pueda contactar a los propietarios y coordinar acciones pertinentes.
“En los sectores productivos hemos logrado una buena cobertura técnica, pero nos encontramos con la limitante de estos espacios sin manejo, que dificultan romper el ciclo biológico de la plaga. Por ello es fundamental que todos los actores, tanto públicos como privados, se involucren activamente”, explicó Gonzalo Soto, coordinador regional del Programa de Lobesia botrana.
La Lobesia botrana, también conocida como polilla de la vid, provoca graves daños a viñateros y fruticultores, ya que sus larvas se alimentan de los frutos en formación y maduración, reduciendo tanto el rendimiento como la calidad de la cosecha, con consecuencias económicas significativas.
Finalmente, el SAG recordó que, en las oficinas operativas de Bulnes, Chillán y San Carlos, es posible solicitar orientación técnica, denunciar predios en estado de abandono y coordinar la firma de planes operacionales cuando corresponda.