Ignacio Fuentes, Académico investigador Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía
Universidad de Las Américas
Distintos factores están provocando una expansión de tierras no productivas en Chile, principalmente debido a la escasez de agua para cubrir las necesidades agrícolas. Una de estas causantes se asocia al cambio climático, que ha alterado los patrones de precipitación y generado una expansión de las células de Hadley hacia latitudes más altas. Esto da lugar a franjas de alta presión o anticiclones, como el que se ubica frente a la costa occidental de América del Sur, afectando directamente al clima de nuestro país. Además, el cambio climático influye en la frecuencia, severidad y duración de eventos extremos como las sequías, que en la zona central se han prolongado por más de una década.
La gestión del agua también agrava la escasez hídrica. En Chile, la dinámica climática no se refleja en el marco legal de derechos de aprovechamiento de aguas, que en su mayoría son fijos y no se ajustan a la disponibilidad real del recurso.
La combinación de estos factores ha contribuido al proceso de desertificación y a una mayor vulnerabilidad frente a la sequía, con consecuencias significativas. Según la CONAF, un 23% del territorio nacional está en riesgo de desertificación, siendo las regiones de Coquimbo y Valparaíso las más afectadas.
Las consecuencias de este fenómeno incluyen un aumento del riesgo de escasez hídrica y un impacto negativo sobre la seguridad alimentaria. Por ello, es fundamental implementar medidas de adaptación y mitigación al cambio climático para enfrentar los desafíos actuales.