Expertos internacionales advierten que los mercados más atractivos ya no sólo compran productos por su calidad, sino también por su garantía de sostenibilidad. Reducir la huella hídrica, regenerar los suelos y cumplir estándares sociales y ambientales, son hoy requisitos clave para competir en mercados más competitivos y rentables.
Con mercados internacionales cada vez más exigentes en materias de sostenibilidad y calidad, la fruticultura de la Región de Valparaíso enfrenta un escenario desafiante que, aunque lleno de oportunidades, obliga al sector a acelerar su transición hacia una agricultura más sustentable, eficiente y en línea con los estándares globales.
Justamente, el Programa Transforma Fruticultura Sustentable de Valparaíso (PerfrutS) ha sido clave para articular al ecosistema regional en torno a esta transformación. Una transformación que a juicio de expertos internacionales debe ocurrir lo antes posible para hacer que la fruta chilena no sólo destaque por su calidad, sino también por su compromiso con el medio ambiente, la eficiencia hídrica y las personas que forman parte de la cadena de producción. El desafío es producir mejor para vender mejor.
Para Joost Backer, consultor de la firma holandesa NewForesight, los mercados europeos están priorizando atributos que van más allá del sabor o la apariencia. “Están exigiendo que se reduzca la huella hídrica en la producción de palta, uva y otros productos; que se aumente el secuestro de carbono en los suelos; y que avancemos hacia una agricultura regenerativa que no solo extraiga recursos, sino que también restaure ecosistemas y beneficie tanto a la naturaleza como a los productores”.
Backer enfatizó que los productores chilenos tienen dos incentivos para avanzar en esta dirección. “El primero es de largo plazo: el cambio climático y la escasez de agua nos motiva a cambiar la forma en que está funcionando la agricultura para seguir siendo productivos. El segundo es más inmediato: diferenciarse frente a competidores a través de estándares más altos de sostenibilidad, lo que vuelve más atractiva la oferta chilena”.
Por su parte, Coen Van Iwaarden, de la importadora europea Nature’s Pride, valoró el compromiso de muchos agricultores chilenos con la sostenibilidad, aunque advirtió sobre la necesidad de avanzar hacia un estándar más homogéneo. “Chile es una marca reconocida y respetada en Europa, pero hay diferencias entre productores. Es importante que el conocimiento y la tecnología estén disponibles también para los pequeños y medianos agricultores, para que todos puedan cumplir con las exigencias del mercado”, afirmó.
Van Iwaarden recalcó que, si bien la calidad del producto sigue siendo un factor clave para acceder a los mercados europeos, hay otros aspectos que están ganando protagonismo. “La gestión del agua es un tema latente. No sólo se trata de usar el agua de forma responsable, sino también de demostrarlo mediante prácticas medibles, como la estandarización de la huella hídrica y las auditorías de buenas prácticas”.
Desde el Programa Transforma Fruticultura Sustentable (PerfrutS), Marcela Carrillo agregó que “se reconoce que este proceso implica una transformación profunda, pero necesaria. Elevar los estándares de producción no solo responde a las exigencias del mercado internacional, sino que también puede convertirse en un motor de competitividad y diferenciación para los productores regionales”.
“Como PerfrutS nuestro compromiso es acompañar a los productores en este proceso, cerrando brechas tecnológicas, de conocimiento y de articulación comercial. Queremos que los agricultores vean en la sustentabilidad no una carga, sino una oportunidad real para mejorar su rentabilidad, abrirse a nuevos mercados y asegurar la permanencia de sus cultivos en el tiempo”, dijo Carrillo.
Por último, Ricardo Astorga, gerente del Programa Transforma Gestión Hídrica Valparaíso, manifestó que “es relevante involucrarnos en estos temas, principalmente por la sostenibilidad en el uso del agua, lo cual ha estado siempre en la mirada de los consumidores europeos. Tenemos que seguir transparentando lo que se está haciendo en materia de gestión hídrica, a través de tecnología, innovación y mejoramiento del capital humano, y que el uso del agua de los productores frutícolas que exportan sea también un área de trabajo y un pilar para la sostenibilidad de las cuencas, los valles y las producciones nacionales”.