Según experto, el nuevo arancel del 15 % a productos europeos podría beneficiar a sectores clave de la economía chilena como el vino, el salmón y los alimentos procesados.
Santiago, Chile 30 de julio
El reciente acuerdo entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la Unión Europea (UE) que derivó en la aplicación de un arancel del 15 % a una amplia gama de productos europeos, están generando una inesperada oportunidad para los exportadores latinoamericanos, con Chile entre los potenciales grandes beneficiados.
Este escenario plantea un reordenamiento de las cadenas de suministro globales y abre espacio para que productores de la región ganen terreno en el competitivo mercado estadounidense, especialmente en rubros como el vino, salmón, café, frutas frescas, aceite de oliva y alimentos procesados.
“El nuevo arancel encarece el precio final de productos europeos en EE.UU., lo que podría traducirse en una ventaja para exportadores latinoamericanos que logren ofrecer una buena relación calidad-precio”, señala Eduardo Ramos, Analista de Mercados Senior de la firma australiana VT Markets. Esto se refleja en sectores tradicionales de exportación chilenos, como el vitivinícola o el acuícola, que ya cuentan con presencia consolidada en el mercado norteamericano.
Además de bienes de consumo, también se vislumbran oportunidades para inversionistas en áreas como logística, procesamiento y relocalización de cadenas productivas. «Si las compañías europeas buscan evitar el arancel, podrían mover parte de su producción a América Latina, lo que abriría la puerta a nuevas inversiones y empleos en la región», agregó el analista
En paralelo, se espera que las empresas europeas reaccionen con una combinación de estrategias: absorber parte del costo, trasladarlo a los consumidores, relocalizar fábricas o buscar nuevos mercados en Asia o América Latina.
Una ventana estratégica para Chile
Para Chile, país con tratados comerciales vigentes con Estados Unidos y una destacada oferta agroalimentaria, el momento podría ser clave. “La combinación de calidad, experiencia exportadora y acceso preferencial al mercado estadounidense posiciona bien a los productores nacionales para ocupar el espacio que dejan sus competidores europeos”, afirman fuentes del sector exportador.
El desafío, sin embargo, estará en la capacidad de respuesta de las empresas chilenas, tanto en términos de producción como de promoción internacional. La oportunidad está abierta, pero su aprovechamiento dependerá de la agilidad con que se actúe.