En San Nicolás, comuna que destaca por su impronta de producción agroecológica, un grupo de mujeres campesinas se está preparando para convertirse en la primera organización formal de productoras de semillas agroecológicas certificadas orgánicas en la región. Se trata del Grupo de Extensión Tecnológica (GET) Agrupación de Guardadoras de Semillas de San Nicolás, que lleva dos años trabajando junto a profesionales de INIA y del programa PRODESAL, en el rescate y producción de semillas limpias y adaptadas al territorio.

Este proyecto, impulsado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, busca que las agricultoras den el salto desde la producción a pequeña escala hacia un modelo de negocio formal, sostenible y certificado, lo que les permitirá abrir nuevos mercados, fortalecer su identidad productiva y contribuir a la soberanía alimentaria de sus comunidades. En este proceso, el Servicio Agrícola y Ganadero cumple un rol fundamental, ya que es la autoridad competente para fiscalizar que los productos orgánicos cumplan con la normativa vigente (ley 20.089).

Para avanzar hacia su meta, se realizó una charla de capacitación con Francisca Alvear, profesional del departamento de Agricultura Orgánica del Servicio Agrícola y Ganadero, quien le explicó a las socias de la agrupación los requisitos y beneficios de ingresar al sistema de certificación orgánica bajo la modalidad de certificación de primera parte, una herramienta especialmente diseñada para pequeños productores organizados.

“No existe hoy una organización de estas características en Ñuble, y este grupo podría ser el primero en la región. La región ya concentra la mayor cantidad de productores orgánicos certificados a través de organismos de certificación, por lo que sumar una cooperativa de semillas orgánicas bajo el modelo de certificación de primera parte permitiría contar con el sistema completo de certificación en la región, con una proyección nacional que muestra que el sistema funciona y que es una alternativa para nuestras productoras” destacó Francisca Alvear. 

Para Sigrid Vargas, profesional de INIA y coordinadora del GET, este proceso representa un paso estratégico: “Estas mujeres con experiencia en la reproducción y guarda de semillas locales de hortalizas, cultivos y flores, buscan escalar su actividad hacia un modelo de negocio local, formal y con certificación. El SAG ha sido clave para despejar dudas y el INIA seguirá acompañando este camino”.

Pamela Barrera, secretaria de la Agrupación de Guardadoras de Semillas de San Nicolás, destaca que el objetivo es muy claro para ellas: “producir semillas orgánicas y para eso necesitamos avanzar en la certificación de nuestras semillas, para asegurar nuestro futuro como guardadoras de semillas”. 

El director regional de SAG, Osvaldo Alcayaga destacó que, “la certificación orgánica permite asegurar al consumidor que el producto ha sido elaborado bajo estándares definidos por ley, sin uso de insumos sintéticos y con respeto por el medioambiente. En el caso de estos grupos organizados, como las mujeres rurales de San Nicolás, el sistema de certificación de primera parte les permite avanzar de forma asociativa, con menores costos y un fuerte componente de autogestión”.

La actividad, realizada en San Nicolás, convocó a las agricultoras del grupo, el equipo técnico de Prodesal para avanzar en esta iniciativa pionera que rescata saberes ancestrales y que podría dar respuesta a una demanda insatisfecha del mercado en torno a la producción de semillas orgánicas. 

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