Los bosques y áreas naturales protegidas son, ante todo, proveedores de servicios ecosistémicos: beneficios vitales que sustentan la vida, regulan el clima y permiten el desarrollo económico y social de las comunidades. Sin embargo, para que estos servicios sean sostenibles, medibles y escalables, es urgente avanzar hacia una medición real del impacto de sus beneficios.
Hoy, ya no se trata únicamente de proteger por proteger, sino de valorar lo que los ecosistemas generan y demostrar, con evidencia concreta, cómo sus aportes impactan positivamente en el clima, la economía y las comunidades.
En este contexto, Forest Stewardship Council (FSC) organizó en Chile el primer Summit Latinoamericano de Servicios Ecosistémicos. Entre los principales temas que se abordaron destacó la necesidad de medir el impacto real de los beneficios que nos brinda la naturaleza (los llamados servicios ecosistémicos) como una estrategia esencial para reconocer su valor, comunicar resultados y fortalecer la confianza entre empresas, comunidades y gobierno.
Al respecto, FSC diseñó la herramienta “Impacto Verificado FSC” que, justamente, posibilita esta medición y permite una comunicación transparente y oportuna de los impactos positivos en biodiversidad, secuestro y almacenamiento de carbono, agua limpia, suelos saludables y otros servicios ecosistémicos.
América Latina apuesta por la medición del impacto
Según datos compartidos por FSC ya existen más de 96 proyectos de Impacto Verificado FSC en 25 países, abarcando más de 3,5 millones de hectáreas, con la mitad de estos casos concentrados en América Latina. Estos proyectos han probado que es posible conectar la gestión forestal sostenible con la conservación ambiental.
Caso de éxito en Chile
La reconocida firma Viña Concha y Toro, en Chile, es un ejemplo de éxito: por cada hectárea de cultivo productivo, conserva media hectárea de bosque nativo certificado. Gracias al Procedimiento de Servicios Ecosistémicos FSC, se logró medir la captura de carbono en sus 4,272 hectáreas de bosque nativo, equivalente a un stock cercano a 15 mil toneladas de CO₂, contribuyendo así a la protección de un ecosistema tan frágil como el bosque esclerófilo.
Este caso ejemplifica cómo, a través del Impacto Verificado FSC, una empresa puede integrar estándares de sostenibilidad en su producción sin comprometer su rentabilidad.
Retos
“La conservación ya no puede depender solo de la voluntad. Requiere métricas, financiamiento y acción coordinada”, afirmó Subhra Bhattacharjee, directora general de FSC. Su llamado refleja una necesidad compartida en toda la región: pasar del discurso a la implementación, y hacerlo con base en datos verificables y modelos replicables.
Finalmente, Regina Massai, directora ejecutiva de FSC Chile destacó: “Los servicios ecosistémicos son un patrimonio común y, al mismo tiempo, una oportunidad estratégica para enfrentar la crisis climática. Medir su impacto no es solo una cuestión técnica, sino un acto de responsabilidad con las generaciones futuras”.