En el Mes del Medioambiente, la organización recordó que, en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), el 33% de los alimentos producidos se pierden o desperdician.  Entre sus impactos están la emisión de gases de efecto invernadero, la contaminación de los suelos, la ineficiencia energética o la pérdida de agua, afectando negativamente el planeta.

Cada vez que un alimento es desechado, no solo se pierde comida. También se desperdicia el agua usada para regarlo, la energía para transportarlo, los recursos para procesarlo y los combustibles para refrigerarlo.

En términos ambientales, el desperdicio de alimentos es un problema de contaminación global: según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), genera entre el 8 y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, principalmente metano y CO₂, ambos vinculados al calentamiento global.  A nivel global se desperdician 1300 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale a un tercio de la producción destinada a la población.

Para contribuir a mitigar el perjuicio social, económico y ambiental de este flagelo, Red de Alimentos se constituyó en 2010 como la primera organización de su tipo en nuestro país. Desde entonces, ha evitado que se envíen a la basura 91 millones de kilos de productos para el consumo humano, lo que equivale a evitar la emisión de 207 mil toneladas de gases de efecto invernadero.

Alicia Hidalgo, gerenta general de la Red, recordó que los bancos de alimentos son una alternativa que genera triple impacto: entregan estos alimentos y productos de aseo e higiene personal a personas en situación de vulnerabilidad, aportando concretamente en la disminución de la inseguridad alimentaria, complementan la canasta básica disminuyendo el gasto en alimentación, y como consecuencia contribuyen a contrarrestar los efectos negativos en el cambio climático al disminuir residuos con el consecuente efecto de la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, particularmente el metano. Además de ello, evitan que se pierda el uso de valiosos recursos como lo son el agua y el suelo utilizado para producir dichos productos.

“Es fundamental visibilizar que el desperdicio de alimentos tiene consecuencias no solo en el ámbito económico y social, sino también en la amenaza a la sustentabilidad del planeta. Es un problema de dimensiones: consume recursos naturales, genera contaminación y agrava el cambio climático. Avanzar hacia una mitigación real es una de las medidas más efectivas para disminuir las emisiones de forma rápida y económica, así como también contribuir a otros objetivos de desarrollo sostenible”, dijo la ejecutiva.

 

Chile toma conciencia del problema

Alicia Hidalgo destacó que una de las soluciones escalables y de impacto que ayudan a reducir las alarmantes cifras que generan los desperdicios orgánicos, son los bancos de alimentos. “Gracias al trabajo colaborativo de nuestras 213 empresas socias y de las 549 organizaciones sociales que reciben estos productos, Red de Alimentos ha rescatado 91 millones de kilos de alimentos y más de 20 millones de unidades de artículos de aseo e higiene personal desde 2010.

Pero más allá de cifras “el rescate ayuda a combatir la inseguridad alimentaria y mejorar la calidad de vida de miles de personas en situación de vulnerabilidad. Desde nuestro rol, el llamado es a escalar soluciones colaborativas que permitan construir un país más justo y solidario, al mismo tiempo que se reduce el impacto sobre el planeta”, subrayó la ejecutiva.

 

Google News Portal Agro Chile
Síguenos en Google Noticias

Equipo Prensa
Portal Agro Chile

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here