Las mujeres mareras no solo crean, también protegen saberes, patrimonios e identidades que el extractivismo pone en riesgo. Son el eje vivo en la transmisión de conocimientos y prácticas socioecológicas en los maritorios y su biodiversidad.

La pesca es una actividad económica de gran relevancia en Chile, considerando su extenso litoral de 6.450 km. Sin embargo, enfrenta una persistente y creciente pérdida de biodiversidad marina, así como el agotamiento de sus recursos, lo que impacta de manera significativa a las pequeñas comunidades costeras, con una incidencia particular desde la perspectiva de género.

Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la industria, aportando valor a cada producto a través de su experiencia y dedicación al cuidado de los recursos marinos, lo cual contribuye a la preservación de los ecosistemas locales.

Conscientes de la importancia del medioambiente, muestran respeto por las especies y su entorno, lo que se refleja en acciones como la reutilización de los recursos marinos de manera sostenible, impulsando la preservación de los ecosistemas locales.

La mayor parte de la captura obtenida por mujeres se destina a la alimentación familiar o a la venta local, a diferencia de la captura de los hombres, que se distribuye a una escala mayor. Asimismo, muchas de ellas participan en actividades relacionadas con la conservación y el monitoreo de los recursos pesqueros, demostrando su versatilidad y compromiso.

La Fundación Mujeres de Mar, ubicada en la Región de Valparaíso, fue creada por un grupo interdisciplinario de mujeres profesionales con distintos intereses, que creen en un desarrollo social, inclusivo, equitativo y sostenible. Su propósito es ser agentes de cambio en favor de las mujeres que trabajan y desarrollan diversos oficios dentro del maritorio en el que están inmersas: pescadoras, mariscadoras, chinchorreras, encarnadoras, cocineras, algueras, ahumadoras, así como también comercializadoras, rederas y acuicultoras. Las acciones de la fundación se desarrollan principalmente en Valparaíso y en las regiones del Libertador Bernardo O’Higgins y del Maule.

“Confiamos en que las capacidades, saberes y experiencia de las mujeres de mar potencian los sistemas socio-ecológicos, su cultura y un desarrollo económico sostenible, fomentando las economías locales y el bienestar de las comunidades. Buscamos promover la conservación tanto de la biodiversidad como del patrimonio cultural e histórico, a través de la elaboración de proyectos, programas de trabajo y actividades considerando sus necesidades, fortalezas y problemáticas”, comenta la coordinadora de proyectos, Ignacia Borgeaud Núñez.

“Hemos desarrollado estudios e iniciativas para visibilizar la diversidad de roles que cumplen estas mujeres vinculadas a la pesca artesanal en Chile, su conocimiento del ecosistema marino, y los desafíos que enfrentan en un sector que históricamente ha sido dominado por los hombres”, agrega.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las mujeres constituyen la mitad de la fuerza laboral global en el sector pesquero y acuícola. A pesar de esta significativa presencia, ocupan solo el 15% de los puestos de captura, destacándose, en cambio, en el 90% de los puestos de procesamiento.

“Las mujeres de mar sostienen la vida y la economía local: participan activamente en la pesca artesanal y la acuicultura, y cargan con el trabajo doméstico y de cuidados que el sistema sigue relegando como “natural”. Su aporte ha sido históricamente invisibilizado y desvalorizado. Desde nuestra fundación, reivindicamos su trabajo como esencial, exigimos reconocimiento, redistribución y justicia de género en los territorios costeros.”, destaca Magdalena Ceballos, coordinadora de proyectos.

 

Protectoras del patrimonio biocultural

Ellas no solo son las creadoras, sino también las protectoras de la rica diversidad de patrimonios, saberes y de la identidad territorial. Constituyen el pilar activo en la transmisión del conocimiento y las prácticas socioecológicas arraigadas en los maritorios y su biodiversidad. Han asumido la responsabilidad de transmitir, de generación en generación, conocimientos y tradiciones asociados a la pesca y al mar.

La pesca artesanal en Chile no solo implica una riqueza cultural en términos de técnicas y saberes, como la utilización de redes adecuadas o el conocimiento de las zonas óptimas para la extracción, sino que también representa un testimonio vivo de la memoria colectiva de las mujeres y de cómo transmiten estos conocimientos a sus comunidades costeras. A través de la práctica y la transmisión oral, han preservado las técnicas tradicionales de pesca, demostrando una convivencia armoniosa con el patrimonio biocultural.

“Aunque cada vez es más visible la participación de las mujeres en la pesca artesanal y la acuicultura, aún falta información detallada sobre su valiosa contribución en estas actividades. Esta falta de datos sigue siendo un obstáculo para avanzar tanto en lo social como en lo ecológico. Por eso, es urgente que se implementen políticas públicas y leyes que promuevan la igualdad y la equidad de género, reconociendo el rol fundamental que las mujeres desempeñan en estos sectores”, señala Borgeaud.

Estas medidas son esenciales para garantizar una gestión sostenible, equitativa y con perspectiva de género en los recursos pesqueros, al mismo tiempo que constituyen un respaldo firme para el desarrollo y la sostenibilidad del patrimonio biocultural en los territorios marinos, reconociendo el rol fundamental de las mujeres en estos procesos.

 

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Equipo Prensa
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