- Aunque por sí sola no resolverá el hambre mundial, esta mejora puede combinarse con otras para aumentar los rendimientos hasta un 20%.
- Arroz mejorado sin genes foráneos.
- Mayor eficiencia fotosintética y uso del agua.
- Posible salto en rendimiento sin coste ambiental.
- Menos obstáculos regulatorios, adopción más rápida.
- Potencial clave ante crisis climática y alimentaria.
Alterar el ADN del arroz mejora su crecimiento
El arroz no es solo un alimento básico: es la base de la dieta de más de 3.000 millones de personas. Su papel en la seguridad alimentaria global es incuestionable. Lo preocupante es que el aumento en su rendimiento ha perdido fuerza en la última década, mientras que la demanda sigue creciendo, especialmente en regiones vulnerables a la escasez de agua, la salinización del suelo y fenómenos climáticos extremos.
En 2023, alrededor de 733 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria, una cifra alarmante pese a los avances tecnológicos y a la producción récord de alimentos. La agricultura convencional está alcanzando sus límites fisiológicos. Es ahí donde entra la biotecnología como una herramienta con potencial real, no solo en el laboratorio, sino en los campos que alimentan al mundo.
En 2023, alrededor de 733 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria, una cifra alarmante pese a los avances tecnológicos y a la producción récord de alimentos. La agricultura convencional está alcanzando sus límites fisiológicos. Es ahí donde entra la biotecnología como una herramienta con potencial real, no solo en el laboratorio, sino en los campos que alimentan al mundo.
Un ejemplo inspirador es el del IRRI (Instituto Internacional de Investigación del Arroz), que ya explora combinaciones entre edición genética y resistencia climática para ofrecer variedades viables en zonas de salinidad creciente, como los deltas del Ganges y el Mekong.
Más allá del hambre
Aunque este avance por sí solo no resolverá la inseguridad alimentaria global, marca un cambio de paradigma: pasar de intentar “mejorar todo a la vez” a optimizar funciones específicas con precisión quirúrgica. Editar promotores de genes fotosintéticos puede aumentar la resiliencia sin penalizar la productividad, algo que otras técnicas no habían logrado del todo.
El proyecto también invita a mirar con otros ojos el potencial del ADN regulador en las plantas, un terreno poco explorado pero con gran margen de mejora. Como señala Patel-Tupper, las plantas toleran grandes reorganizaciones genómicas sin perder funcionalidad, lo que ofrece un margen de maniobra impensable en animales.
Más información: Multiplexed CRISPR-Cas9 mutagenesis of rice PSBS1 noncoding sequences for transgene-free overexpression | Science Advances