• Las trabas administrativas en la regularización migratoria y la falta de trabajadores formales en zonas rurales están tensionando al agro chileno, que enfrenta mayores costos y dificultades para sostener su productividad y competitividad.

Un análisis desarrollado por el equipo de estudios de Tattersall Campos reveló que en 2024 se registró un récord de más de 66 mil solicitudes de residencia temporal bajo la visa MERCOSUR, pero solo 28 mil fueron efectivamente aprobadas. 

Esta discrepancia apunta a una barrera administrativa significativa que afecta directamente al acceso de mano de obra extranjera en el sector agrícola.

“A pesar de que el desarrollo de la tecnología ha jugado un rol fundamental en las labores agrícolas de nuestros campos en Chile, aportando no sólo eficiencia sino también precisión, sobre todo en el rubro frutícola, la necesidad de mano de obra sigue siendo una condicionante crítica en labores de cosecha fundamentalmente”, señala Hans Holzahuer, Gerente de Tattersall Campos.

El ejecutivo explica que contar con trabajadores disponibles en los campos resulta decisivo, ya que son ellos quienes completan la etapa final de un proceso productivo que los agricultores preparan durante todo el año.


Este gráfico permite visualizar la evolución histórica de las solicitudes y aprobaciones, destacando la magnitud de la brecha en los últimos años.

“Este requerimiento es clave para responder de la mejor forma a clientes y consumidores en el extranjero que año a año demandan mayores niveles de calidad en la fruta chilena”, complementa Holzahuer, destacando cómo esta situación afecta la operatividad y planificación en los campos de Chile.

En paralelo, datos del INE confirman que el agro nacional aún no recupera los niveles de empleo previos a la pandemia, enfrentando una escasez persistente de trabajadores nacionales. Este contexto, según el análisis, refuerza la necesidad de revisar los tiempos y mecanismos actuales de regularización migratoria.

 

Este gráfico contextualiza el comportamiento del empleo rural a lo largo del tiempo, reforzando la urgencia de soluciones estructurales.

“El problema de la disponibilidad de mano de obra en la agricultura es un problema que data de bastantes años. La falta de políticas de Estado que apoyen a los agricultores en este punto específico se hace indispensable”, señala Holzahuer.

Según el ejecutivo, la informalidad laboral incrementa costos y complica la planificación segura de las faenas agrícolas. “Todo esto repercute directamente en la eficiencia del agro y en la urgencia de diseñar soluciones focalizadas”, agrega.

El estudio también destaca una desconexión territorial: la mayoría de las solicitudes de visa MERCOSUR se concentran en la Región Metropolitana, mientras que la demanda real de trabajadores se encuentra en zonas rurales como O’Higgins, Maule y Ñuble. Esta situación sugiere la necesidad de implementar estrategias de reconducción laboral que orienten a los migrantes hacia los territorios donde más se necesita su aporte.

Este gráfico ilustra la concentración urbana de las solicitudes frente a la escasa presencia migrante en regiones agrícolas clave.

Los hallazgos del análisis evidencian una triple brecha: entre solicitudes y permisos otorgados, entre demanda laboral y oferta disponible, y entre la ubicación geográfica de los migrantes y los territorios agrícolas con mayor necesidad. 

Estas brechas, si no se abordan, podrían seguir tensionando la productividad del agro chileno y postergando oportunidades de integración formal para miles de personas migrantes.

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Equipo Prensa
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