En un contexto de cambio climático, en el que la zona central de Chile está sometida a una sequía de 16 años, poner atención al crecimiento de los árboles frutales es de gran importancia para mantener una producción constante y sustentable en el tiempo.

El investigador principal de la Línea de Agronomía de CEAF, Ismael Opazo, a través de la publicación científica “The role of rootstock-scion interactions in mitigating drought stress across Prunus species” dio cuenta de cómo las plantas injertadas con portainjertos tolerantes -que comprende las raíces de los árboles en que se injerta la variedad que produce fruta- pueden generar árboles más resistentes a la sequía.

El investigador puso a prueba siete especies de Prunus, relevantes en la Región de O’Higgins: almendro, nectarino, ciruelo japonés, ciruelo europeo, damasco e híbridos de almendro-durazno y de ciruelo, las que fueron injertadas sobre diferentes portainjertos.

En este experimento se combinaron estas especies con dos portainjertos diferentes, para ver qué tipo de raíces logran mejorar la resistencia al estrés y si este efecto es estable en todas las especies frutales que se pueden injertar.

Se observó cómo las plantas se pueden desarrollar en una condición de estrés hídrico, y aún así crecer de buena manera al tener portainjertos resistentes. Por otra parte, el estudio demostró que el portainjerto (la raíz) es el que determina la estrategia de supervivencia del árbol.

Si la raíz tiene poco crecimiento en profundidad en el suelo (crecimiento superficial), tiene menos acceso a agua más subterránea y por lo tanto se adelantan los efectos negativos en el crecimiento del árbol, incluso con raíces vigorosas. El foco ahora está en seleccionar y desarrollar portainjertos que promuevan un crecimiento radical profundo y eficiente, pero que al mismo tiempo no genere árboles excesivamente vigorosos.

“Los portainjertos influyen decisivamente en el crecimiento de los árboles bajo sequía en las 7 especies injertadas, incluso cuando no modifican directamente la fisiología de las variedades”, indicó Opazo agregando que “el portainjerto tolerante mostró una mayor capacidad para retrasar la aparición de síntomas de estrés y reducir la pérdida de biomasa en condiciones de déficit hídrico en todas las especies injertadas”.

 

 

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