Santiago, 13 de noviembre, 2025. Organizaciones de la pesca artesanal de distintas regiones y Oceana han dado a conocer distintas medidas para recuperar la merluza común, pesquería de importancia comercial y social que se encuentra en crisis desde hace más de una década y que no ha logrado salir del estado de sobreexplotación.

La actual ley de pesca exige a las autoridades competentes implementar programas de recuperación para las pesquerías en estado de agotamiento y sobreexplotación, pero ello no ha ocurrido. La pesca artesanal de merluza común, fuente de empleo para más de tres mil pescadores y pescadoras de la zona centro sur, ha sido el sector que ha alertado sobre la precaria situación de la pesquería.

Rodrigo Gallardo, pescador artesanal, y dirigente de Caleta Portales de Valparaíso, hizo un llamado a proteger los caladeros históricos, es decir, aquellas zonas donde la pesca artesanal ha operado de manera recurrente a lo largo de los años, “para que así las próximas generaciones también tengan un trabajo seguro”, afirmó. Por su parte, Omar Méndez, dirigente del Sindicato de Pescadores de Cocholgüe, región del Biobío, señaló que para recuperar la merluza común “debemos restringir la pesca de arrastre de fondo, ya que afecta a la pesquería, agarra a especies juveniles”, agregando que “tenemos que tomar determinaciones drásticas, no queremos que se tenga que cerrar la pesquería”.

Concuerda el director de las campañas de pesca de Oceana en Chile, César Astete, quien afirmó que “desde hace al menos 12 años nuestra organización, en conjunto con la pesca artesanal, viene advirtiendo de los riesgos que vive hoy la merluza común. La pesca de arrastre de fondo y la pesca ilegal se han transformado en los grandes obstáculos para su recuperación”.

Las iniciativas que se proponen recogen los aportes de la pesca artesanal, el mundo científico, la sociedad civil y las discusiones que se han desarrollado en el Congreso, entre otros.

 

Las cinco medidas

Actualmente, la especie entra en veda cada septiembre para proteger su peak reproductivo. Sin embargo, sectores de la pesca artesanal han planteado en los Comités de Manejo una extensión gradual y con enfoque regional, sugerencia que también ha sido levantada desde la sociedad civil y la academia.

Una segunda medida sería congelar la huella de arrastre, es decir, que la flota industrial que captura merluza con pesca de arrastre de fondo no pueda expandirse a zonas que no han sido arrastradas. Existen reportes de Oceana en Chile que identifican las áreas de operación de esta industria a través del análisis de las bitácoras de pesca (2010-2018), y de la información proveniente de los posicionadores satelitales VMS (2019-2023).

En tercer lugar, se propone proteger los caladeros artesanales de merluza común, debido a la baja disponibilidad de recursos en las zonas tradicionales de pesca, lo cual se ha generado principalmente por la interacción con la industria pesquera y su flota de arrastre.

Una cuarta medida se relaciona con la pesca ilegal, enfocando la mirada en toda la cadena de valor asociada a la merluza común, poniendo esfuerzos en el control y monitoreo de los intermediarios de primera venta, transporte, comercializadores y demanda. En esta medida, el uso de tecnología y de ciencia de datos mejorará las herramientas del estado para la gestión del cumplimiento.

Finalmente, se propone certificar la pesca desde su origen, tomando en cuenta lo aprobado en la ley de fraccionamiento, y que sea el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura que establezca una estrategia de flotas que deberían someterse a certificación según la zona geográfica, el perfil de riesgo o punto de desembarque.

 

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Equipo Prensa
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