Residuos del vino se convierten en oportunidad para la ganadería del Valle del Itata.
La Región de Ñuble da un paso firme hacia una agricultura más sostenible e innovadora. En una actividad encabezada por el Seremi de Agricultura, Antonio Arriagada Vallejos, se presentó un proyecto que busca reconvertir los residuos de la producción vinícola en alimento para animales, promoviendo la economía circular y generando nuevas oportunidades para productores del Valle del Itata.
La iniciativa, desarrollada por la Universidad de Concepción a través de su Facultad de Ciencias Veterinarias, fue postulada como bien público y cuenta con el respaldo del Ministerio de Agricultura. El proyecto contempla el uso de orujos, subproducto del proceso vitivinícola, para la elaboración de aditivos alimentarios dirigidos a la ganadería, abriendo caminos para una producción más diversificada, eficiente y amigable con el medio ambiente.
“Es fundamental avanzar en la diversificación productiva para mejorar la competitividad del sector vitivinícola. Este proyecto, liderado por una de nuestras principales casas de estudio, representa una apuesta concreta por la sostenibilidad, generando soluciones innovadoras desde Ñuble para el país”, destacó el Seremi Antonio Arriagada.
El Dr. Rodrigo Allende Vargas, director alterno de la iniciativa, denominada «De Residuo a Recursos en Tiempos de Cambio Climático: Valorización del Orujo de Uva en la Ganadería», y que se adjudicó recursos del proyecto CORFO Bienes Públicos, del «Programa de Desarrollo Productivo Sostenible», recalcó que el proyecto evaluará distintas alternativas para el aprovechamiento del orujo en alimentación animal, destacando experiencias exitosas en países como Italia, Australia y Estados Unidos, donde estos residuos son integrados en diversas industrias, incluida la farmacéutica.
Además de los beneficios productivos, se espera un impacto ambiental positivo. El uso de orujos en la alimentación animal podría reducir emisiones de gases de efecto invernadero, lo que representa una ventaja clave en mercados internacionales que exigen estándares cada vez más sostenibles.
Desde el sector productivo, Héctor Rodríguez, gerente de la Cooperativa Cepa Ancestral, valoró la articulación entre la academia y los productores. “Este tipo de iniciativas pueden marcar un antes y un después para los pequeños productores del Valle del Itata. Nos ayuda a dar valor a lo que antes se desechaba y abre una puerta real para innovar”.
Este esfuerzo conjunto entre el Estado, la universidad y el mundo productivo reafirma el compromiso de Ñuble con el desarrollo sustentable, la innovación aplicada y la agregación de valor en el sector silvoagropecuario.