- En encuentro organizado por la International Dairy Federation, científicos de todo el mundo advirtieron sobre los riesgos de abandonar los alimentos de origen animal sin considerar la calidad nutricional ni la biodisponibilidad de sus nutrientes clave. Chile moderó evento a cargo del Director del Comité Científico de Lácteos del Consorcio Lechero.
Durante décadas, los alimentos de origen animal han sido cuestionados por su huella ambiental, pero un nuevo consenso comienza a consolidarse en torno a un principio elemental: no basta con reducir emisiones si con ello se deteriora la calidad nutricional de las dietas, especialmente en grupos vulnerables como niños, mujeres embarazadas y adultos mayores.
Ese fue el eje del IDF Nutrition & Health Symposium 2025, organizado recientemente por la International Dairy Federation (IDF), con la participación de especialistas de más de 20 países y el respaldo de organismos como la FAO.
Uno de los expositores y moderadores del encuentro fue el Dr. Rodrigo Valenzuela, académico de la Universidad de Chile y miembro del Comité Científico de Lácteos del Consorcio Lechero, quien resume la paradoja que atraviesan muchas políticas alimentarias actuales: “Se está olvidando que hay temas estructurales. Mientras algunos recomiendan reducir productos animales, aún tenemos millones de personas que no consumen ni la energía suficiente ni las proteínas que requieren. Particularmente hoy hay una preocupación muy grande por la baja ingesta de proteínas de alto valor biológico y micronutrientes claves como el calcio”.
La evidencia
Durante la presentación el Dr. Ty Beal, investigador de GAIN, expuso que más de 1.600 millones de mujeres en edad fértil y niños en etapa preescolar presentan deficiencia de uno o más micronutrientes esenciales. Advirtió que una reducción drástica de alimentos de origen animal puede comprometer la ingesta de nutrientes con alta biodisponibilidad, como hierro hemo, retinol, DHA, zinc y vitamina B12. «Las dietas sostenibles deben equilibrar el impacto ambiental con las necesidades nutricionales reales», señaló.
El Dr. Hassan Vatanparast, de la Universidad de Saskatchewan, presentó una revisión comparativa entre leche y bebidas vegetales. Subrayó que la leche de vaca aporta proteínas de alta calidad, calcio y vitamina B12, mientras que las bebidas de soya, avena, almendra y arroz presentan perfiles nutricionales inferiores salvo en versiones fortificadas. «No son equivalentes desde el punto de vista nutricional, aunque se comercialicen como alternativas», enfatizó.
Desde Nueva Zelandia, la Dra. Suzanne Hodgkinson explicó las diferencias entre proteínas vegetales y animales bajo el estándar internacional DIAAS (Digestible Indispensable Amino Acid Score), que evalúa la calidad proteica considerando la digestibilidad como la presencia de aminoácidos esenciales y reemplaza al índice PDCAAS. Según este método, la mayoría de las proteínas vegetales muestran valores más bajos, salvo casos como la soya. «Combinaciones de vegetales con lácteos o huevos pueden mejorar significativamente la calidad proteica de la dieta», planteó. Según este índice, los alimentos lácteos superan con creces a la mayoría de los productos vegetales, incluidos los fortificados.
La Dra. Molly Muleya, de la Universidad de Nottingham, abordó la bioaccesibilidad del calcio. Indicó que aunque algunos vegetales tienen alto contenido de este mineral, su absorción puede ser mínima por efecto de compuestos como los oxalatos. En el caso de las bebidas vegetales fortificadas, su biodisponibilidad de calcio puede ser menor al 10%. «No todos los alimentos ricos en calcio lo entregan efectivamente», concluyó.
También se abordaron temas clínicos. La Dra. Carina Venter, de la Universidad de Colorado, expuso sobre el manejo de alergias a la leche de vaca mediante esquemas de reintroducción progresiva o «milk ladders», los que han demostrado mejorar la tolerancia a largo plazo y reducir riesgos nutricionales.
Lejos de ser equivalentes
Uno de los puntos más discutidos en el simposio fue la comparación entre leche y bebidas vegetales. Aunque muchas de estas últimas son promovidas como alternativas saludables, los datos presentados por investigadores de Reino Unido, Nueva Zelandia y Japón mostraron que, en términos de calidad nutricional y biodisponibilidad, están lejos de ser equivalentes.
“El calcio en las bebidas vegetales ni siquiera llega al 20% del que aporta el fosfato de calcio de la leche. Y aunque algunas estén fortificadas, eso no garantiza que ese calcio sea absorbido”, advierte el Dr. Valenzuela. “Además, la proteína láctea se absorbe prácticamente en un 100%. Eso no ocurre con las proteínas vegetales, que muchas veces no contienen todos los aminoácidos esenciales, o los contienen en proporciones desequilibradas, dice. “Ninguna bebida vegetal es comparable a la leche”, sentencia Valenzuela.
Crecimiento y salud
El tema no es solo técnico. Según explicó Valenzuela, como señalaron algunos expositores ya se observan efectos concretos en países donde se ha limitado el acceso a lácteos, sobre todo en población infantil. En adultos, la preocupación se traslada a la pérdida de masa muscular y a los problemas asociados a la sarcopenia. “Los que pasamos los 40 años estamos obligados a consumir proteínas de alta calidad, si queremos mantener una buena salud muscular y funcionalidad”, afirma el especialista.
En este contexto, el Dr. Valenzuela destacó el valor estratégico de programas como Leche Purita, que en Chile entrega mensualmente 2 kilos de leche en polvo a niños menores de 6 años. “Si se retirara la Leche Purita del sistema de salud primaria, el acceso a la leche se precarizaría. Y lo más triste es que este modelo no se ha replicado en otros países de América Latina, a pesar de su efectividad”.
Aunque existen programas similares en Estados Unidos, Canadá o países europeos, en la región Chile sigue siendo la excepción. “Lo que ha faltado es voluntad política. En muchos países se habla de sostenibilidad, pero no se garantizan los nutrientes básicos”, sostiene.
Nuevo consenso
El simposio también abordó el creciente consenso en torno al rol positivo de los alimentos de origen animal. “Creo que ya se estabilizó la tendencia de disminuir el consumo de proteína animal. En los próximos 10 años deberíamos ver un cambio de giro”, estima Valenzuela.
Parte de ese cambio se refleja en el propio reconocimiento de organismos como la FAO, que en años recientes ha incorporado con mayor claridad el concepto de biodisponibilidad en sus guías alimentarias.
Para Valenzuela, el simposio de la IDF fue una señal en esa dirección: “Participaron expertos de todo el mundo, incluida la FAO. No es el primer encuentro, pero sí uno de los más firmes en poner sobre la mesa que no se puede construir una política alimentaria sostenible sin considerar la nutrición”.
Junto con la calidad técnica del simposio, Valenzuela destacó la visibilidad internacional que ha adquirido Chile gracias al trabajo sostenido del Comité Científico de Lácteos del Consorcio Lechero. “Muchos países no tienen una instancia equivalente. Nosotros hemos logrado posicionarnos como referentes regionales en investigación en lácteos y nutrición, y eso se ha logrado con base en ciencia”.
Esa posición se consolidará aún más en octubre de este año, cuando Chile sea sede la IDF World Dairy Summit 2025 (Cumbre Mundial de la Leche 2025), uno de los encuentros más relevantes del sector. “Este tema va a estar dentro de los ejes del Summit, con énfasis tanto en nutrición como en sustentabilidad. Y ahí también tendremos que contrastar la evidencia científica con ciertas narrativas que están promoviendo las bebidas vegetales como reemplazo universal”, anticipa. (Por Richard García, agencia Sandoval & Meirovich Comunicaciones)