Con un seminario que reunió a unos 80 productores y seguidores del mundo apícola, concluyó proyecto pionero que durante tres años ejecutó INIA Quilamapu con apoyo del Gobierno Regional de Ñuble. La iniciativa identificó la flora natural de tres zonas agroecológicas de la región e instó a revalorizar el rol ecológico y cultural de las abejas.

Con la presencia de unos 80 asistentes, se desarrolló en Chillán el seminario “Tecnología con sentido para una apicultura que cuida”, instancia que marcó el cierre del proyecto “Sensores Remotos y Apicultura Natural Regenerativa”, iniciativa de tres años de duración que impulsaron investigadores de INIA Quilamapu con el financiamiento del Gobierno Regional de Ñuble.

El proyecto se enfocó en un modelo de apicultura que destaca el bienestar de las abejas, mediante el uso de tecnologías que permiten monitorear condiciones ambientales dentro y fuera de las colmenas. Entre otros aspectos se realizaron estudios de la temperatura y humedad ideales en el interior de las colmenas, el análisis de condiciones climáticas óptimas para el vuelo de las abejas, y un completo análisis de las especies florales melíferas en tres ecosistemas representativos de la región.

El investigador y coordinador del proyecto, Marcelino Claret, destacó que el trabajo realizado buscó sentar las bases de una apicultura moderna, tecnificada, pero con un profundo sentido ecológico. Resaltó que la apicultura no solo necesita de apoyos económicos, sino que de fuertes campañas de difusión que estimulen el consumo interno de miel que todavía es bajo comparado con países de la OCDE u otros países del mundo.

Claret recordó que las abejas han acompañado a la humanidad desde sus orígenes y que merecen un mayor reconocimiento: “Las abejas están en el planeta hace 120 millones de años, mientras que nosotros, como Homo sapiens, hace apenas 300 mil”. Añadió que han estado presentes en todas las culturas y que tienen un rol vital como soporte ecológico y económico. “La Apis mellifera es responsable de más o menos el 30 a 35 % de todos los cultivos que alimentan a la humanidad”, puntualizó.

El seminario también contó con la participación de Emanuel Canales, apicultor y fundador de la Escuela de Apicultura Natural de Chile, quien advirtió sobre la crisis que atraviesa el modelo productivo actual, basado en prácticas que deterioran los ecosistemas y empobrecen la calidad nutricional de los alimentos. Remarcó la importancia de que Chile se transforme en una potencia de alimentación saludable y sin químicos, desarrollando productos orgánicos o agroecológicos. “Eso va a incidir en la salud de nuestra población, va a beneficiar a nuestra economía y desde luego que va a proyectar a la agricultura a un mejor futuro”. 

En esa línea, enfatizó la necesidad de revalorizar el trabajo de la agricultura familiar campesina y de fomentar la producción de alimentos sin agrotóxicos, más sanos y sostenibles.

Canales, quien también es asesor apícola, abordó la urgencia de promover el consumo de miel como alternativa saludable al azúcar, especialmente en escuelas, jardines infantiles y otros centros educacionales, siempre que exista la garantía de una producción libre de agroquímicos. “No es lo mismo consumir una miel natural que una que puede llegar a estar contaminada con trazas de insecticidas u otros químicos”. Mencionó que promover una miel agroecológica puede ser un aliciente para que los apicultores adopten modelos más éticos y sostenibles.

El cierre del proyecto —que dejará como legado un atlas digital que se publicará próximamente y que reunirá información relevante para la apicultura de Ñuble— coincidió, además, con el fin de la vida laboral de Marcelino Claret, quien después de 37 años en INIA Quilamapu se acogió a jubilación.

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Equipo Prensa
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