Hace casi un mes falleció Roberto Fantuzzi, quien fue un defensor tenaz de las pymes. Más allá de ello, su legado trasciende lo anecdótico, puesto que él encarnó el espíritu del Mittelstand. término acuñado para las empresas familiares alemanas comprometidas con el empleo local y el tejido productivo nacional. Fue la voz firme de las empresas de menor tamaño. No transó en sus convicciones. Fue cercano a los trabajadores, directo con la prensa, activo en redes sociales. Muchas veces tuvo desencuentros por su carácter y forma de expresarse sin filtros, pero lo cierto es que creía profundamente en el aporte del sector privado como motor de desarrollo.
Estuvo al frente de una empresa familiar productora de aluminio por más de 30 años, una experiencia que marcó su visión. A partir de ese origen, se transformó en un referente de las manufacturas nacionales y un impulsor clave de la internacionalización de las pymes chilenas. Cuando el país se abría al comercio global con incertidumbre, su mensaje fue claro: si no se invertía en productividad y encadenamientos locales, las pymes quedarían relegadas.
Me tocó conocer ese espíritu generoso y humilde de forma directa. A sus 75 años, se matriculó y participó como alumno en nuestro programa Governing del Centro de Gobierno Corporativo UC, dedicado a la formación de directorios en empresas familiares. Lo hizo sin detenerse en su dilatada experiencia empresarial, con genuina curiosidad, demostrando una admirable disposición a renovarse, aprender y escuchar. Fue otro gesto silencioso de su compromiso con este tipo de empresas y con el futuro de un Chile 3.0.
Por Gonzalo Jiménez Seminario, Presidente de Proteus y Profesor adjunto Ingeniería & MBA UC