Chile goza hoy de una reputación mundial como proveedor de alimentos confiables, seguros y de excelente calidad en todo el mundo. Este prestigio no es casual; se ha construido a lo largo de los años gracias al esfuerzo de toda una cadena productiva que comienza en el campo, continúa por nuestra protección fito y zoosanitaria, se abre paso a través de nuestros acuerdos de libre comercio, y culmina en la mesa de millones de consumidores en todo el mundo. Todos los hombres y mujeres que trabajan en ella son parte de este éxito, que ha sido motor del desarrollo de Chile y, en particular, de nuestras zonas rurales.

Hoy en día, la principal representante de este éxito exportador es la cereza, un cultivo frutal que ha crecido con mucha fuerza en los últimos años. Actualmente contamos con más de 80.000 hectáreas en producción, lo que nos lleva a enfrentar nuevos desafíos para mantener un alto nivel de consistencia en el producto que queremos entregar al mundo.

Para nadie en nuestro sector productivo es un secreto que la última temporada de cerezas fue una de contrastes: logramos el mayor volumen exportado de la historia, con 135 millones de cajas, pero, asociado a ello, enfrentamos precios que cayeron en más de un 33% respecto del año previo. Esta fue una primera señal de alerta que debemos saber interpretar con claridad: el mercado premia la excelencia y castiga cuando el producto no satisface al consumidor.

Hoy nuestro trabajo debe estar muy enfocado en eso, en satisfacer al consumidor de cerezas en todo el mundo. Nuestra mejor promoción es ofrecer una gran experiencia de sabor y aroma, en una fruta de gran tamaño y buen color, recibida en una condición de frescura inigualable, incluso después de haber atravesado todo el océano Pacífico.

Para mantener este alto estándar, la Sociedad Nacional de Agricultura ha sugerido a toda la cadena productiva potenciar la exportación de buenos calibres y categorías. Junto con ello, ha mantenido de forma permanente un llamado a la unidad del sector. Creemos que es mucho lo que está en juego, y que, si miramos lo que hacen muchos otros países, podremos mantener nuestro liderazgo internacional.

Si queremos que la cereza siga siendo la reina de las frutas, desde Ovalle a Chile Chico, pasando por Romeral, y continúe como la mejor embajadora de la fruta chilena, no podemos desatender lo que nuestros consumidores nos dicen. ¡Escuchémoslos!

Antonio Walker, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura SNA
Revista del Campo El Mercurio

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