• El llamado hecho por el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, Antonio Walker, a formalizar a los inmigrantes que ingresaron con visa de turista al país, ha generado críticas y también apoyos. “No tenemos la fuerza laboral agrícola nacional para realizar todas esas labores que demanda la agricultura”, reconoció el dirigente gremial y exministro de Agricultura durante la semana, abriendo una controversia que instaló el tema en la discusión política, donde la realidad parece chocar con el discurso de algunos presidenciables que apuntan a expulsar a todos los irregulares.

En la práctica, la escasez de mano de obra chilena para faenas de cosecha de frutas, frente al aumento explosivo de la superficie de algunas especies, como las cerezas, abre una oportunidad de trabajo temporal para los extranjeros en Chile, muchos de los cuales ingresaron al país de manera irregular.

Dado que la demanda de mano de obra en la fruticultura seguirá creciendo, en virtud del incremento de la superficie, hay una preocupación en el sector respecto a la capacidad de satisfacer esa demanda.

“La mano de obra nacional no es capaz de cubrir una cosecha de cereza donde vamos a necesitar 250 mil personas para esta temporada. No es capaz de absorber la mano de obra necesaria para realizar labores intensivas, como ajustes de carga, cosechas y otras tantas que hay en la agricultura chilena”, agregó.

“Llamo al mundo político a dejar el populismo y abordar este tema con seriedad. Nos guste o no, es una realidad. Hagamos un proceso de formalización acotado: solo para los que ya entraron, no para los que van a entrar, para evitar el efecto llamado”, complementó.

Las reacciones a sus dichos se multiplicaron. El presidente Gabriel Boric afirmó que “por ahora, no está en los planes del gobierno innovar en esta materia, pero vamos a acoger siempre de manera constructiva lo que plantea la SNA”. El mandatario también manifestó que “el trabajo tiene que ser digno, se tienen que respetar los derechos laborales, los derechos humanos y lo que hemos dicho también, y se tiene que equilibrar, es que en términos generales Chile no está en condiciones de recibir más migración, en particular migración irregular”.

La idea tampoco fue acogida por los candidatos Johannes Kaiser y José Antonio Kast. Jeannette Jara se desmarcó de la propuesta y desde el comando de Matthei la apoyaron, aunque luego la candidata descartó regularizar a los migrantes irregulares.

Apoyo local

En el agro local suenan voces de apoyo a una propuesta que viene a hacerse cargo de una realidad que se observa con mayor claridad a partir de la pandemia. Carlos González, presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, sostuvo que “el aporte de los trabajadores extranjeros es fundamental en la agricultura”.

Reconoció que la propuesta puede sonar impopular para algunos sectores políticos, pero aclaró que, “si bien entre los inmigrantes hay personas que vienen a delinquir, también hay una gran cantidad de extranjeros que vienen a trabajar, que son personas honradas, intachables. A estos últimos, ¿por qué no se le pueden regularizar sus papeles para que sigan contribuyendo al desarrollo del país? Y a los otros, simplemente se les expulsa”.

El dirigente gremial recordó el aporte que han hecho los inmigrantes al país a lo largo de su historia y de su territorio. Valoró, además, que los extranjeros, tanto regulares como irregulares, también son un aporte relevante en otros rubros, como el comercio, el turismo, el transporte y la construcción, entre otros. En esa línea, afirmó que también respalda la idea de empadronar a los extranjeros, con el objetivo de conocer efectivamente cuántos son y regularizar su situación migratoria, una medida que desde algunos sectores es interpretada como una invitación a entrar al país de manera ilegal.

“Si no fuera por los extranjeros, no solo en Ñuble, sino que también en las regiones agrícolas, gran parte de la fruta no se podría cosechar. Y sabemos que no todos están de manera legal en los campos, hay un gran número de bolivianos que trabaja legalmente con un permiso especial de 90 días, pero no todos los que vienen son legales, y no sabemos cuántos son. Ellos comienzan en octubre, en la región de Coquimbo y se van moviendo hacia la zona central a medida que avanza la temporada de cosecha de distintas frutas; en nuestra zona comienza a notarse a fines de noviembre, y corresponde principalmente a cosecha de cerezas y arándanos, y luego continúan hacia el sur, llegan hasta Osorno”.

González coincidió con Walker en cuanto a que “en Chile no está la capacidad de mano de obra disponible para cosechar toda la fruta, además, el chileno no quiere hacer esa pega”.

De igual manera, fustigó a quienes dicen que los empresarios agrícolas solo persiguen pagar un menor salario con esta propuesta. “Ellos son bien pagados, porque un cosechero extranjero que viene a la cereza gana entre 50 y 100 mil pesos diarios, lo que depende de la cantidad de fruta que coseche (se paga por kilo de fruta)”. Acotó que el agricultor establece un trato con el contratista, quien suministra los trabajadores con su respectiva documentación migratoria. Los cosecheros firman un contrato y reciben la remuneración pactada, además del pago de las imposiciones legales, como AFP y salud.

El timonel de los agricultores de Ñuble detalló que los bolivianos representan la mayoría de los cosecheros extranjeros en la zona, “y por su eficiencia, son los que ganan más plata”, acotó. Y luego le siguen los peruanos, indicó, aunque comentó que un gran número de ellos solo permanece en Chile durante la temporada de cosecha y luego se regresan a su país de origen. “En los campos se ven muy pocos venezolanos y colombianos”, precisó.

El líder gremial reconoció que la eventual expulsión de los irregulares, además, tendría un impacto en el valor de la mano de obra para la cosecha, lo que incrementaría los costos de un negocio que enfrenta una alta volatilidad de precios. “La pelea sería tan dura por captar gente, que subiría el valor de la cosecha, a pesar de que son bien pagados en la actualidad. Pero, lo más importante es la gran cantidad de fruta que se va a perder, porque no habría capacidad de cosechar todo, entonces, las pérdidas serían millonarias y muchos productores no podrían asumir esos costos, por lo tanto, se verían obligados a salir del negocio y los huertos quedarían abandonados. Y en el caso de las cerezas, por ejemplo, hay que considerar que los retornos son bastante erráticos, lo que se vio en la temporada recién pasada, en que la gran mayoría de los productores perdió plata, porque ya no es el negocio de antes”, advirtió.

“Un alza desmesurada en el valor de la mano de obra para la cosecha también conllevaría una invitación al ingreso de más inmigrantes al país”, añadió.

Escasez de mano de obra

En opinión de Mauro Magnasco, productor y exportador de frutas (El Torreón), de San Carlos, “los migrantes tienen un peso importante en la agricultura local, sin ninguna duda, se volvieron súper relevantes, todo partió el 2021, en que era imposible cosechar porque no había gente, con la escasez de mano de obra derivada de los retiros de las AFP, que fue la verdadera razón de porqué la gente no quería trabajar; y ahí se abrió una oportunidad para el trabajador inmigrante, que, si bien siempre ha existido, era menor. Yo creo que esa ventana de oportunidades laborales fue la que se satisfizo al año siguiente (2022) con inmigrantes, que primero fueron haitianos, y de a poco fueron transitando a bolivianos, y hoy ya no quedan haitianos”.

El empresario planteó que, actualmente, la participación de los extranjeros es tan relevante, que su desaparición implicaría un duro golpe a la industria, por la escasez de mano de obra que se generaría. “En 2021 vivimos la escasez de mano de obra, en que la fruta no se alcanza a cosechar a tiempo, entonces, pierde condición y competitividad, y hoy, en un mercado ultracompetitivo, significa que la industria se vería amenazada”, advirtió.

En esa línea, Magnasco valoró como positiva la propuesta del presidente de la SNA y reconoció que es lógico suponer que, si se mantiene la oferta de mano de obra actual el costo de la mano de obra debiera mantenerse. “Pero hoy estamos en un estado de la industria extremadamente amenazado, hay que entender también que el escenario agrícola de la región y del país se está modificando, ha habido una reducción de la superficie de algunos frutales, hay mucha menos gente dispuesta a producir fruta gracias a las inclemencias de la industria, desde el costo de la mano de obra, el costo de las leyes sociales -como la reforma previsional-, los aranceles de Estados Unidos y eso sumado a las dificultades inherentes de la industria, como el riesgo climático, los problemas logísticos, y además, que cada vez tienes más costos y menos margen, eso es un estrangulamiento permanente y sistemático de la industria”, sostuvo.

Detalló que, en el rubro de los arándanos, un cosechero puede ganar -líquido- $40 mil diarios, considerando $500 por kilo y un volumen de 80 kilos en un día, en lo que calificó como un cálculo conservador, dado que también pueden cosechar 120 kilos en un día.

En el rubro cerecero, en tanto, considerando $350 por kilo y un volumen de 200 kilos (la cosecha de cereza es más rápida), el cosechero puede ganar $70 mil diarios.

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Equipo Prensa
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