Patricia Poblete Académica investigadora Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía Universidad de Las Américas

 

La alerta por la presencia de cadmio en lotes de paltas peruanas destinados a Europa ha encendido las alarmas sobre la inocuidad de los alimentos que llegan a nuestras mesas. El cadmio es un metal pesado que no se degrada en el ambiente y que, en exceso, puede acumularse en el organismo generando problemas renales, óseos e incluso aumentar el riesgo de cáncer. Aunque en suelos agrícolas puede encontrarse en bajas concentraciones de manera natural, lo que preocupa son los niveles que superan el límite máximo internacional de 0,05 mg por kilo de fruta fresca.

En el sur de Perú, particularmente en valles agrícolas cercanos a zonas de minería informal como Ica, ya se habían detectado anteriormente niveles elevados de cadmio en los suelos y aguas de riego. No sorprende, entonces, que nuevamente aparezcan lotes de paltas rechazados en Europa por sobrepasar la norma. Este antecedente obliga a reforzar la vigilancia sanitaria: no toda la producción peruana está contaminada, pero la heterogeneidad de las zonas productoras hace indispensable diferenciar entre los lotes seguros y los que no cumplen con los estándares.

En este último punto radica el rol clave de las autoridades chilenas. Tanto el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) como el Ministerio de Salud tienen la tarea de fiscalizar en frontera, asegurando que los cargamentos de palta que ingresen al país sean sometidos a análisis que permitan detectar aquellos con exceso de cadmio, dejando pasar solo los que cumplan con la norma internacional. De esta manera se resguarda la salud de los consumidores y se protege la imagen de este producto que circula en el mercado nacional.

En paralelo, Chile vive un escenario distinto. Nuestros suelos no presentan acumulaciones de cadmio y la minería está regulada con estricta fiscalización ambiental. A esto se suma el sistema de controles rutinarios en laboratorios acreditados, que hasta ahora han demostrado que la producción local cumple con los estándares internacionales. Eso confirma que la palta chilena mantiene su prestigio como fruta segura y de calidad.

La crisis peruana es, más que un riesgo, una advertencia y también una oportunidad. Para nuestro país significa reforzar su presencia en mercados internacionales y consolidar la reputación de su palta como un producto seguro, sustentable y respaldado por buenas prácticas agrícolas. La agricultura del futuro no solo debe enfocarse en producir más, sino en producir mejor: innovando en biofertilizantes, enmiendas orgánicas y manejos que reduzcan la exposición a contaminantes, cuidando al mismo tiempo la salud del suelo, el ambiente y las personas.

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