• Una investigación liderada por la Dra. Paula Pimentel del Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF) busca “escuchar” la conversación molecular que permite a las plantas frutales dael género Prunus (como durazneros y ciruelos) adaptarse a la falta de oxígeno en sus raíces, un fenómeno conocido como hipoxia.

La seguridad alimentaria está desafiada por el Cambio Climático y la agricultura chilena enfrenta el reto de mantener la producción bajo condiciones adversas, como los suelos anegados o con mal drenaje.

“Estamos encontrando y caracterizando portainjertos que tienen distintos grados de tolerancia a este estrés por hipoxia o deficiencia de oxígeno, que se produce por suelos pesados en lo que se encuentran las plantas, lo cual retrasa el drenaje del agua después de los riegos”, explica la científica. Además, recalca que con esta investigación se podrá  “hacer recomendaciones a los agricultores” si llegasen a tener suelos “pesados, arcillosos o limosos, donde el agua puede quedar estancada”.

La hipoxia ocurre cuando las raíces de la planta no tienen suficiente oxígeno para respirar. Para esto, utilizando la técnica tradicional de los portainjertos -unir las raíces de una especie con la parte superior de otra planta- se busca encontrar la manera de que estos árboles puedan superar las adversidades en suelos que no permiten la apropiada oxigenación del suelo.

Es importante destacar que el uso de portainjertos permite introducir rápidamente tolerancias y resistencias al injerto (vástago o variedad productiva), por eso, la científica estudia la comunicación entre estas dos partes.

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Equipo Prensa
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