La madrugada del lunes 30 de junio pasará a la historia climática de Chillán, en la zona central de Chile, ya que según datos de la red de estaciones meteorológicas del INIA, la temperatura mínima alcanzó los -8 °C, la más baja registrada en la zona desde que existen mediciones.
A ello se suma el registro oficial de la Dirección Meteorológica de Chile, que informó -9,3°C a las 07:59 horas, superando el récord anterior de -6,3°C de 2022.
Al respecto, el especialista en agrometeorología de INIA Quilamapu, Raúl Orrego, explicó que este fenómeno responde a una ola polar que afecta desde la zona centro hasta el sur de Chile.
“Se trata de una masa de aire frío proveniente del Polo Sur, que se desplaza muy lentamente, como una burbuja de frío, generando condiciones de alta presión, cielos despejados y temperaturas extremadamente bajas”, detalló.
El impacto del frío también se sintió en localidades de las regiones de Ñuble y Biobío: -7,6 °C en Santa Rosa (afueras de Chillán), -5,5 °C en Humán (Los Ángeles), -5,1 °C en Cañete y -0,4 °C en Carriel Sur (Concepción).
Según Orrego, las temperaturas seguirán extremadamente bajas durante la semana, con mínimas bajo cero, al menos hasta el viernes. “Estamos en el momento más álgido de esta ola polar, por lo que la temperatura debería empezar a subir ligeramente”, dijo.
El especialista advirtió que las heladas podrían repetirse durante lo que queda del invierno. “Si bien este año no está influenciado por La Niña —que normalmente favorece este tipo de eventos—, sí estamos ante un invierno frío y menos lluvioso, con temperaturas por debajo de lo normal”.
Pese a la intensidad del frío, Orrego afirmó que, desde el punto de vista agrícola, no deberían generarse daños significativos en la mayoría de los cultivos, ya que gran parte de ellos está en dormancia, etapa en la que resisten bien las heladas, aunque advierte que siempre pueden presentarse algunos efectos negativos puntuales.
Efecto de la helada en la agricultura
Uno de los rubros que se podría ver afectado, es el sector cerealero. Iván Matus, investigador del Programa de Mejoramiento Genético de Trigo de INIA Quilamapu, señaló que el impacto será mínimo, ya que “la mayoría de los trigos están recién sembrados”.