La reciente detección de focos de mosca de la fruta (Ceratitis capitata) en distintas zonas agrícolas de la Región de Coquimbo ha puesto en alerta a productores, exportadores y autoridades sanitarias. Este insecto no solo representa un riesgo fitosanitario de alta complejidad, sino que también puede paralizar exportaciones clave de fruta fresca y afectar a cientos de pequeños agricultores que dependen de esta actividad.
Si bien el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha reaccionado con medidas de contención y vigilancia, es fundamental que las comunidades agrícolas comiencen a diversificar sus ingresos. Aquí es donde surge una oportunidad con gran potencial de alta especialización: el agroturismo como eje estratégico de resiliencia económica.
La transición generacional en la Región de Coquimbo ha motivado que muchas familias que antes eran productoras de frutas de exportación, ahora están parcelando y vendiendo terrenos rodeados de cultivos agrícolas, una interacción que hay que verla de forma visionaria, ya que cada valle tiene identidad territorial potente gracias a sus tres valles- Elqui, Limarí y Choapa- con tradiciones campesinas ancestrales, historia vitivinícola y pisquera, además de un clima privilegiado.
¨Esta situación es la base perfecta para crear una oferta de agroturismo con valor agregado, que puede incluir desde visitas guiadas a huertos, talleres de cocina campesina, cosechas participativas, hasta la reconversión de parcelas en hoteles boutique, lodges o pequeños restaurantes con enfoque en productos locales.¨ destaca el Ingeniero Agrónomo y asesor de proyectos AgTech, Maximiliano Morales.
En casos donde las plagas afectan la productividad agrícola, el flujo turístico controlado y enfocado puede representar un ingreso directo para el productor, a la vez que educa al visitante sobre los desafíos del campo chileno. En países como España, Italia o Argentina, esta estrategia ha sido clave para mitigar los efectos de crisis agrícolas o climáticas.
¨Desde mi experiencia asesorando proyectos público-privados en zonas rurales, veo que la expansión hacia la hotelería boutique y la gastronomía de origen no solo es viable, sino necesaria. No se trata de abandonar la agricultura, sino de complementarla con experiencias turísticas sostenibles, generando un modelo híbrido que protege el patrimonio agrícola y genera empleo rural. ¨ recalca Morales.
Este enfoque requiere una alianza estratégica entre municipios, asociaciones de productores, y entidades publicas para capacitar, invertir y acelerar la formalización de estas iniciativas. Es clave desarrollar políticas regionales que promuevan la transición de predios agrícolas afectados hacia modelos de negocio mixtos, especialmente en zonas donde la mosca de la fruta pueda generar restricciones prolongadas.
La crisis es también oportunidad. La Región de Coquimbo debe anticiparse y pensar en grande: fomentar una agricultura con rostro humano, conectada con el turismo de experiencias, es la forma más efectiva de crear una economía rural más robusta y menos vulnerable.
La mosca de la fruta no debe paralizarnos, sino impulsarnos a innovar y diversificar. El momento de actuar es ahora.
Para las empresas interesadas en iniciar estrategias de implementación de Turismo Rural y AgroTurismo, escribir a andes@andeswines.com