Por: José Ignacio Aguirre/Gabriela Pazos

El agrónomo y experto en Inteligencia Artificial (IA), Dr. José Emilio Guerrero, sorprendió a la masiva concurrencia del seminario internacional Transformando el Agro con IA: Casos de éxito en Chile, Latinoamérica y Europa, al afirmar que la IA representa un cambio de paradigma que está transformando todo, incluida la agricultura.

El ingeniero agrónomo español José Emilio Guerrero Ginel es un referente internacional en digitalización e innovación agraria, y muy consultado acerca del impacto de la IA en el agro y sobre los desafíos que ésta plantea para países como el nuestro.

En su paso por Chile, valoró especialmente el rol de FIA, como agencia de innovación del Ministerio de Agricultura, destacándola como un motor esencial para el sector. Por eso -según dijo- no sorprende que haya sido FIA la organizadora del primer seminario sobre IA en la agricultura, con un enfoque en apoyar a los pequeños productores.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL: DISTINTOS ENFOQUES Y APLICACIONES

El especialista en IA aplicada a la agronomía, José Emilio Guerrero Ginel, cuenta con una vasta trayectoria de más de 50 años en innovación agropecuaria, tanto en investigación como en cargos de gestión pública, incluyendo 17 años como Secretario General de Agricultura y Ganadería de la Junta de Andalucía.

Actualmente es académico de la Universidad de Córdoba y está involucrado en los cambios que la IA está impulsando en el agro, no solo en España, sino también en varios países de Europa y América Latina, entre ellos Chile -que no visita por primera vez- y que, a su juicio, es uno de los más avanzados. Esta vez llegó a nuestro país para participar en el seminario internacional Transformando el Agro con IA: Casos de éxito en Chile, Latinoamérica y Europa, donde dictó su charla magistral sobre tendencias de IA en el agro.

Mucho ha escrito sobre la inteligencia artificial en la agricultura y hoy desde su experiencia, ¿cuáles son las principales ramas o enfoques de la IA que hoy están impactando la agricultura?

En primer lugar, podemos distinguir entre machine learning y deep learning, que se sustentan en redes neuronales convolucionales (CNN), adversarias, etc. Estas han sido muy útiles a nivel de investigación para identificar patrones complejos y relaciones de causa y efecto. Por ejemplo, si queremos saber cómo afecta el tipo de suelo al escurrimiento del agua, una red neuronal puede analizar todos los datos y señalar qué factores tienen mayor influencia.

En los últimos años hemos visto un avance enorme de la inteligencia artificial generativa, capaz de crear texto, imágenes o incluso audio y video. ¿Qué aplicaciones concretas podría tener esta tecnología en la agricultura?

Ha habido un desarrollo mundial enorme en los lenguajes y algoritmos que permiten esto. El más conocido es GPT, pero también están Gemini, Claude, Mistral, Kim, todos entrenados con millones de datos que les permiten entender el contexto, escuchar, hablar y responder en lenguaje natural.

Hoy, además, aparecen los llamados agentes: no solo responden preguntas, sino que hacen cosas. Por ejemplo, “léete todos los correos de este semestre, clasifícalos y ordénalos”. Y más modernamente se están desarrollando estándares de automatización de procesos que permiten la incorporación masiva de agentes inteligentes.

SECTORES PIONEROS Y EL CASO DEL AGRO

La IA está presente en casi todos los sectores de la sociedad -los más avanzados son el automovilístico, la logística, la banca y la salud- e incluso en el agro, donde mejora riego, selección de variedades, control de plagas y más. ¿Cómo enfrentan los pequeños y medianos agricultores el acceso a estas tecnologías?

El problema es que las grandes empresas ya tienen un despliegue importante, mientras que los pequeños y medianos productores aún no acceden a esta tecnología en la misma medida. Éste es uno de los temas más preocupantes, porque las tecnologías siempre crean brechas. Pero estamos cerca de poder desarrollar herramientas que puedan ser utilizadas por todos los estratos, porque son cada vez más amigables, requieren inversiones pequeñas y tienen retornos muy importantes.

¿Qué recomendaciones daría a los agricultores que quieren comenzar a incorporar inteligencia artificial en sus procesos, pero no saben por dónde empezar?

Mi consejo es tener muy claro el problema que se quiere resolver: si es la elección de variedades, el control de plagas, el mercado, el riego o las técnicas de cosecha. Hoy existen muchísimas herramientas de bajo costo, incluso gratuitas, que pueden usarse ya con resultados significativos.

CONECTIVIDAD Y POLÍTICAS PÚBLICAS

Un punto importante en las brechas de acceso a la IA para pequeños y medianos agricultores ha sido la falta de conectividad. ¿Cómo está esta situación en la actualidad?

Hace cinco o seis años la conectividad era un gran problema. Hoy ha habido un paso de gigante. Ya se usan sensores de bajo coste en campo, que transmiten datos a antenas locales también de bajo coste. Esto ya lo vemos en España y también en Chile. Y si los agricultores pequeños y medianos se asocian, los costos bajan aún más.

EUROPA  Y  AMÉRICA LATINA

¿Existen estadísticas sobre el nivel de incorporación de IA en la agricultura en Europa?

Sí. En España, el Ministerio de Ciencia y Técnica tiene una plataforma para medir la “madurez digital” de las empresas. A nivel de la Unión Europea hay un observatorio de progreso que evalúa el avance de la inteligencia artificial.

En Europa más que diferencias entre países en cuanto a acceso a la IA y la tecnología, lo relevante es que en la Unión Europea (UE) compartimos normativas, programas de innovación y acceso a tecnologías. Eso genera bastante homogeneidad.

En este sentido, en América Latina no contamos con una entidad que represente a la región de manera integrada como bloque.

En América Latina falta una instancia supranacional como la UE. El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) cuya sede central está en San José, Costa Rica, está trabajando en una estrategia regional de inteligencia artificial aplicada a la agricultura, lo que me parece uno de los mejores esfuerzos en curso.

Si nos vamos a EE. UU., su liderazgo está en las grandes tecnológicas como Google y Microsoft. En China, en cambio, es el Estado el que impulsa con inversiones enormes. Son dos modelos distintos: uno privado y comercial; el otro, público y estratégico.

FIA Y EL DESAFÍO DE LA COLABORACIÓN

¿Cómo visualiza el rol de FIA en Chile?

Que exista una agencia específica de innovación en el Ministerio de Agricultura es un paso de gigante. FIA ha generado alianzas con INDAP y CORFO, que son claves para pequeños agricultores, y ha impulsado programas de cooperativismo.

Lo que echo en falta es una alianza más firme y permanente con las universidades. Estamos en la época de las alianzas, y FIA debería reforzar su rol colaborativo tanto dentro de Chile como internacionalmente.

RIESGOS Y DESAFÍOS DE LA IA EN LA AGRICULTURA

¿Cuáles son los riesgos de la IA en la agricultura?

Hay varios. Uno es el mal uso de la tecnología: necesitamos normas claras. Otro es el rezago cultural: si los agricultores miran hacia otro lado, la brecha será enorme porque la IA avanza muy rápido.

También se habla mucho del consumo de agua y energía de los centros de datos. Sí, la IA exige grandes recursos, pero se están desarrollando modelos más eficientes, con menor impacto ambiental, y microchips que consumen menos.

Es un tema que hay que vigilar, pero no debe simplificarse. Todo depende de la tecnología, de dónde se ubiquen los centros y de cómo se gestionen.

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Equipo Prensa
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