El mercado internacional de la cereza fresca enfrenta un drástico reacomodo. La severa contracción productiva en el Hemisferio Norte ha creado un vacío de oferta global que posiciona a Chile como el actor logístico y comercial decisivo para la temporada 2025/26. La proyección, sustentada en el más reciente informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) de septiembre de 2025, anticipa una caída productiva que dispara los precios internacionales, un escenario altamente favorable para los exportadores chilenos.

El Desplome de la Oferta Global y el Vacío Turco
El USDA proyecta que la producción mundial de cerezas para el año comercial (MY) 2025/26 caerá más del 10%, llegando a 4,6 millones de toneladas. Se trata de la primera reducción global en seis años, causada principalmente por severas pérdidas en Turquía, Europa y Estados Unidos.

El caso de Turquía, hasta 2024 el tercer exportador mundial, es el más dramático. Su producción está proyectada a caer cerca del 60% (apenas 400.000 toneladas), lo que provocará un desplome de sus envíos al exterior en un 85%, quedando en solo 10.000 toneladas. Este ajuste elimina de golpe 56.000 toneladas del comercio internacional, una pérdida que ningún proveedor individual puede cubrir por completo.

La contracción se extiende a la Unión Europea, cuya producción cayó un 15% (644.000 toneladas) debido a las heladas en países clave como Polonia, Grecia e Italia. Esto llevó al bloque a depender de importaciones en un momento en que su principal proveedor, Turquía, no pudo responder, resultando en un desplome del 60% en las compras externas de la UE, más que una reducción de consumo, un racionamiento forzoso por precios altos.

Precios al Alza: Un Escenario de Mayor Rentabilidad
La desaparición de Turquía como proveedor confiable provocó una tensión inmediata en los precios. El informe del USDA señala que, durante los primeros tres meses del MY 2025/26, los valores unitarios de exportación turcos se duplicaron respecto al año anterior, encareciendo el producto en los mercados globales.

Este contexto es clave para Chile: dado que la temporada del Hemisferio Sur complementa la del Norte, los exportadores chilenos ingresarán a mercados como Estados Unidos y Europa con precios que ya se encuentran en un escalón significativamente más alto que la campaña anterior.

Estados Unidos, a pesar de una producción de 403.000 toneladas, necesitará compensar su déficit, previéndose un aumento del 25% en sus importaciones (30.000 toneladas), provenientes principalmente de Chile.

Chile y China: Los Pilares del Nuevo Equilibrio
Frente a la contracción global, Chile y China emergen como los grandes capitalizadores de esta coyuntura.
China, consolidada como el mayor productor mundial con 900.000 toneladas, verá sus importaciones aumentar un 8%, alcanzando un récord de 600.000 toneladas. Su alto poder adquisitivo interno lo mantiene como el principal motor de la demanda global premium.
Chile, por su parte, se proyecta como el exportador clave de 2025/26. Con una producción récord esperada de 730.000 toneladas y exportaciones estimadas en 670.000 —un aumento del 10%—, el país se convierte en el gran compensador de la crisis turca. Este protagonismo le otorga un poder de negociación sin precedentes en Asia y Estados Unidos. La paradoja del ciclo es que el comercio global se mantendrá estable (cerca de 939.000 toneladas) gracias, exclusivamente, al boom exportador chileno.

Riesgos y Estrategia Exportadora
Si bien la coyuntura abre una oportunidad de oro para el sector nacional, el USDA advierte sobre los riesgos de la concentración de la oferta. Cualquier shock climático en Chile podría generar una escalada aún mayor de precios internacionales.
Asimismo, será crucial observar la estrategia de los exportadores chilenos en China. Si bien el mercado es un motor de precios, la sobreoferta y la calidad dispar de la fruta generada en momentos clave de enero resultaron en márgenes de rentabilidad promedio negativos en la temporada anterior.

Mientras la Unión Europea y Turquía absorben las pérdidas productivas, Chile se posiciona para capitalizar un mercado de cerezas que se perfila como más caro, más volátil y más polarizado entre consumidores de alto ingreso y regiones con menor acceso a la fruta. El liderazgo chileno es estadístico y económico, pero exigirá una gestión de calidad y logística impecable para asegurar que el aumento de precios se traduzca en rentabilidad sostenida para el productor.
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Equipo Prensa
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