• A través de biotecnología e investigación del germoplasma, científicos buscan fortalecer la calidad, pureza y sostenibilidad de este grano, impulsando variedades más nutritivas y resistentes a enfermedades. Esto, debido a las condiciones climáticas cambiantes que amenazan con alterar los cultivos, mientras los agricultores se debaten por producciones más resilientes.

Santiago, diciembre de 2025.– La investigación genética aplicada al cultivo de avena está marcando nuevos rumbos para la agricultura mundial. Frente a condiciones climáticas en constante cambio, las comunidades científicas en torno a este cereal se desafían por pesquisar soluciones capaces de mantener la calidad, pureza varietal y valor nutricional de este noble cereal. Hoy, ese foco ha encontrado respuestas en el germoplasma, aquel conjunto de recursos genéticos que define las características esenciales de este grano clave para la dieta humana y animal.

En la industria de la avena, la diversidad genética del germoplasma adquiere un rol estratégico: permite adaptar las variedades a distintas condiciones agroclimáticas, reducir la dependencia de insumos externos y mejorar los atributos del grano, como su contenido de proteínas, betaglucanos (fibra soluble) y lípidos saludables, factores directamente asociados a su calidad y posicionamiento en mercados de alto valor. En ese contexto, el avance de la biotecnología y las técnicas de selección genética asistida está acelerando este proceso.

El mejoramiento genético es la base de la cadena de valor de la avena, resultando esencial tanto la incorporación de nueva diversidad genética, como la selección de variedades bajo condiciones locales, con el fin de asegurar la competitividad del sector. Chile posee condiciones climáticas favorables que permiten alcanzar altos niveles de rendimiento y calidad del grano, lo que facilita el proceso de selección de variedades superiores. Sin embargo, se ha registrado la disminución del recurso hídrico en la primavera, que degrada los suelos y merma el rendimiento”, dice Mónica Mathias, investigadora en mejoramiento genético de avena en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA-Carillanca. 

De esta manera, explica, las variedades adaptadas, eficientes en el uso de agua y nutrientes y, además, acompañadas de gestiones amigables con el medio ambiente, son esenciales para la sustentabilidad de la avena. En cuanto a la mejora de la especie, esta se realiza principalmente mediante cruzamientos dirigidos y posterior selección en campo. 

“No obstante, el desarrollo acelerado de generaciones en invernadero, integrando cultivo de embriones (speed breeding), está permitiendo reducir los tiempos de obtención de las nuevas variedades. En ese sentido, Chile está propiciando la edición génica, técnica aún incipiente en la especie, pero favorecida por los progresos en estudios genómicos internacionales. A esto se suma la investigación del manejo agronómico óptimo de las nuevas variedades, reduciendo las aplicaciones de plaguicidas e integrando bioinsumos con el objetivo de reducir tanto costos como el impacto ambiental del cultivo”, agrega la integrante del comité genético de la International Oat Conference, OAT 2026. 

Potencial genético en la avena chilena 

Bajo esa mirada, Chile –como segundo mayor exportador mundial de avena procesada– enfrenta el desafío de producir con mayor sostenibilidad y resiliencia frente al cambio climático, arista que se abordará en el comité científico-genético de OAT 2026, congreso mundial que aterrizará por primera vez en Chile en noviembre próximo.

Durante la instancia, investigadores internacionales y locales proyectarán el mejoramiento genético del grano no solo desde el rol del germoplasma, sino también desde los estudios de genómica y fenómica, así como la importancia del microbioma para la adaptación al estrés hasta el uso de Inteligencia Artificial para la mejora de cultivos de precisión. Incluso, se abordará la genética aplicada a usos alternativos como la cosmética, la medicina y la seguridad alimentaria mediante avenas altas en nutrientes, pero bajas en gluten y micotoxinas.

“Chile cuenta con un germoplasma histórico y moderno, de líneas avanzadas y variedades, que es conservado y utilizado en el mejoramiento de la especie. En este contexto, OAT 2026 será un punto de encuentro donde se presentarán avances en metodologías como el análisis de pan-genoma y super-pangenomas, ambos útiles para identificar genes relevantes y así comprender la evolución de la avena”, complementa Mónica Mathias. 

 

Sobre OAT 2026

Por su sigla OAT, la International Oat Conference será una oportunidad única para consolidar a Chile como el segundo mayor exportador mundial de avena procesada y visibilizar su amplia variedad de productos derivados frente a los principales mercados del planeta.

Encuentra más información en https://internationaloat.com/LinkedIn 

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Equipo Prensa
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