• La evolución de la industria acuícola en Chile no puede entenderse sin la incorporación progresiva de tecnologías que han transformado sus procesos productivos, impulsando una mayor eficiencia, seguridad y sostenibilidad ambiental. Entre esas innovaciones, el uso de oxígeno en sistemas de cultivo marcó un antes y un después en el bienestar animal y en la productividad de los centros, consolidando un estándar que hoy es clave para la competitividad del sector.

A fines de la década del 80, cuando la salmonicultura chilena daba sus primeros pasos, comenzaron también las primeras experiencias con sistemas de oxigenación controlada. Desde entonces, las tecnologías de disolución, monitoreo y control de oxígeno disuelto se convirtieron en un eje central del desarrollo acuícola nacional, permitiendo pasar de producciones extensivas a sistemas intensivos más controlados y sostenibles.

“El manejo eficiente del oxígeno ha sido determinante para el crecimiento de la industria. No solo mejora la conversión alimenticia y la salud de los peces, sino que también permite mantener la estabilidad de los sistemas ante eventos ambientales complejos. Hoy, la tecnología y la seguridad operacional son factores decisivos para asegurar la sostenibilidad del sector”, explica Fernando Sáenz-Laguna, gerente del área Acuícola de Indura, perteneciente al Grupo Air Products–, empresa que ha acompañado este proceso desde sus inicios.

Infraestructura en zonas remotas

Durante las últimas tres décadas, la industria ha debido enfrentar desafíos como la falta de infraestructura en zonas remotas, la variabilidad ambiental y la necesidad de incorporar soluciones más precisas para prevenir la hipoxia o mortalidad por déficit de oxígeno. A través del trabajo colaborativo entre productores, centros de investigación y empresas proveedoras, se han desarrollado soluciones cada vez más integrales: desde difusores y conos de oxigenación hasta columnas y sistemas de monitoreo automatizado.

“Hoy, la acuicultura chilena se encuentra en una etapa de madurez tecnológica. La incorporación de sistemas de recirculación (RAS), tecnologías de tratamiento de efluentes con ozono y el monitoreo remoto de parámetros críticos reflejan una industria que busca crecer de forma más eficiente y con menor impacto ambiental”, agrega Sáenz-Laguna.

“Chile ha demostrado que puede liderar en innovación acuícola. El desafío ahora es seguir avanzando hacia una producción más inteligente, segura y sustentable, donde la tecnología sea una aliada para el bienestar animal, la calidad del producto y la resiliencia ambiental”, afirma el especialista. Desde los fiordos del sur hasta los sistemas de cultivo en agua dulce, la evolución tecnológica ha sido clave para sostener una de las principales actividades productivas del país. Con una mirada puesta en la eficiencia energética, la seguridad operacional y la sostenibilidad, la industria acuícola chilena continúa consolidando su liderazgo global, impulsada por décadas de aprendizaje, colaboración e innovación.

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Equipo Prensa
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