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  • La emergencia que afecta a Montevideo trasladó a Sudamérica una preocupación que ya afectó a grandes urbes africanas, y que parece cada vez menos lejana en el contexto del cambio climático: el desabastecimiento de agua para consumo humano.

 

  • La empresa nacional Voens, que integra tecnologías israelíes y alemanas para diversas industrias, con presencia en el mercado uruguayo, ha desarrollado proyectos de emergencia para proveer agua a comunidades y a nivel industrial para evitar la pérdida del vital elemento.

 

  • Sus expertos advierten que las nuevas herramientas disponibles tienen la capacidad de recuperar el agua a su estado original con máxima efectividad y también infiltrar napas subterráneas con recursos de los ríos, lo que debe ser evaluado en futuras regulaciones.

 

Recientes avances tecnológicos de la industria hídrica, entre ellos el tratamiento para potabilizar agua de diferentes procesos y la infiltración de napas subterráneas con caudal extraído de los ríos, deberán ser considerados como alternativas para enfrentar futuras crisis como la que hoy enfrenta Montevideo.

 

Así lo expone el especialista de la empresa nacional Voens, Alexander Oesterholm, quien considera que la evolución de la industria será fundamental para el futuro del sector hídrico. La compañía ha desarrollado proyectos de suministro de agua de emergencia para organismos públicos en nuestro país y recientemente firmó un acuerdo para arribar al mercado uruguayo, proveyendo soluciones a compañías sanitarias.

 

“Chile ha sido históricamente pionero en las tecnologías de desalación de agua en Sudamérica, pero hoy falta, hay un déficit, en su evolución respecto a las nuevas herramientas para el reuso de este recurso. Las tecnologías hoy están disponibles, aunque quizás aún hay un conocimiento limitado por parte de las empresas, que están comenzando a profundizar en la posibilidad de reutilizar el agua y regular ciertas fuentes para destinarlas a proceso”.

 

“Y del mismo modo, para tratar cualquier tipo de agua y dejarla potable, para lo cual es necesario avanzar en regulación que permita reutilizar esos recursos de forma más eficiente”, dijo el gerente técnico de Voens.

 

Los ejemplos, agrega, son múltiples: empresas de la gran minería captan casi el 100% del agua para sus procesos de depuradoras de aguas servidas. Una operación cercana a Santiago, en tanto, extrae recursos que se descartan de la planta La Farfana, contrario a la creencia de que el sector absorbe napas subterráneas, algo cada vez menos frecuente.

 

La capital de Uruguay es la primera gran urbe sudamericana en acercarse a la denominada “hora cero”, una crisis que ya han debido sortear ciudades de más de un millón de habitantes en otros continentes, como Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Una de las tres capitales de la mayor economía africana fue la primera urbe en el mundo en estar ad portas de quedarse sin agua.

 

Víctor Vega, también especialista de Voens, explica que las evoluciones tecnológicas de países referentes en el I+D de la industria hídrica, como Alemania y fundamentalmente Israel, serán cada vez más decisivas para una mejor gestión del recurso, optimizando lo ya existente y desarrollando nuevas soluciones.

 

“Hoy las tecnologías están. Chile es un país pionero en tratamiento de agua en general, siendo uno de los países que tiene casi el 100% tratamiento de aguas residuales, y el agua potable es incluso mejor que en ciertos países europeos”, complementó el gerente de proyecto de la empresa chilena, que recientemente concretó la apertura de su primera oficina en Estados Unidos.

 

“Sin embargo, algo en lo que debemos avanzar es en actualizar las normativas para que la reutilización de agua sea más eficiente”, añadió Vega. Desde la compañía especializada exponen que hoy existen enormes oportunidades derivadas de las nuevas herramientas de la industria hídrica para evitar que el país pierda “una sola gota de agua” para procesos productivos como para consumo humano.

 

Chile será uno de los países más afectados en el contexto del cambio climático, de acuerdo a proyecciones internacionales. Hasta ahora, sin embargo, sus ciudades más pobladas no han debido racionar el vital elemento como consecuencia del déficit de agua para consumo humano. Esto pese a que el 72% de su superficie sufre de sequía en algún grado, y 156 de las 345 comunas del país presentan riesgo de desertificación.

 

Israel y Alemania referentes

 

Chile fue el primer país del mundo en disponer de una planta de ósmosis inversa, una estructura de referencia en materia de tratamiento de agua. Ocurrió en 1872 y su creador fue el ingeniero Carlos Wilson. A 150 años de ese hito, las tecnologías en esta industria han evolucionado de forma significativa, con países como Israel, Alemania, Estados Unidos y naciones nórdicas a la cabeza.

 

La compañía Voens ha integrado soluciones que utilizan desarrollos israelíes para evitar la pérdida de recursos. Una de estas ha permitido a una embotelladora de jugos recuperar hasta un 85% de agua de su planta de ósmosis inversa, mejorando en un 10% el rendimiento previo. Además, lograron reducir en un 60% el recurso hídrico que se enviaba al alcantarillado. A nivel industria, destacan, son volúmenes significativos.

 

“Israel es una de las principales referencias. Es un país pequeño, con una composición geográfica y demográfica particulares, que tienen en su cultura mejorar y optimizar constantemente sus limitados recursos. Es un país con pocas riquezas, y cuya base está en la sustentabilidad interna. Ubicados en una zona semidesértica se vieron impulsados a buscar agua donde no había, lo que ha impulsado su industria tecnológica”, señala Oesterholm.

 

Voens dispone de una planta piloto de tratamiento, basada en tecnología israelí, con la que buscan realizar pruebas con empresas de distintas industrias, para aumentar la recuperación de agua a través de procesos de precipitación química. “El agua que una planta de ósmosis rechaza la guardamos en dos cajones: en uno el agua diluida, y en otro el agua concentrado. Las sales que estaban disueltas y no se veían pasan a estar no disueltas y se precipitan a unas membranas”, añade el gerente técnico de la firma nacional. 

 

El líquido tiene diferentes iones dando vueltas, no solo el cloruro de sodio que se concentra en agua de mar: calcio, magnesio, sulfato, cobre, aluminio. Llega un momento en que la caja se empieza a achicar y el agua no puede volver a tratarse. Sin embargo, la planta piloto de Voens dispone de un sistema de filtración mucho más avanzado que impide que el cajón se tape, permitiendo que recursos descartados puedan volver a ser tratados.

 

Depuración del recurso hídrico

 

Otro de los recientes desarrollos en la industria es el de las nuevas resinas para filtración del agua. Víctor Vega comenta que en algunas regiones de Chile, la composición de minerales como el hierro o el manganeso son muy altos, pero la depuración del recurso hídrico de esos elementos es aún poco eficiente. Fabricados en Alemania, estos mecanismos mejoran la absorción y filtración de mineras por medio de arenas, mucho más eficientes que las utilizadas convencionalmente.

 

Víctor Vega explica que esta tecnología alemana desarrollada en laboratorios altamente especializados consiste en una media contenedora de arena, con la cual se genera un área superficial mucho mas grande, sumamente porosa. Con esta enorme capacidad filtrante puede extraer partículas de armonio, sílice y otros contaminantes del agua sin necesidad de pasar por una planta de osmosis. En definitiva, soluciones más económicas, con menor impacto ambiental y mucho más eficientes.

 

“Tenemos un rol que no es sencillo: mostrar el avance de las tecnologías. Y no es fácil porque habitualmente las instituciones tratan de recurrir a las tecnologías convencionales, pero las ventajas de las nuevas soluciones son enormes. Podemos lograr mejores resultados con un costo energético menor, lo que es fundamental. Nuestro foco está puesto en transferir estas evoluciones tecnológicas para que nuestros clientes tengan un beneficio económico y en calidad”, añade Oesterholm.

 

Ni una gota de agua menos

 

Los especialistas de Voens detallan que un paso adelante en materia de exigencias para la reutilización de agua se dio hace un par de años, cuando se estableció como obligatorio el tratamiento de los comité de APR (agua potable rural). Esta modificación exige a los APR disponer de un sistema de tratamiento de aguas servidas, que podría, con la tecnología existente, servir para riego.

 

“Además de esto hay mucho que avanzar en temas de infiltración. Muchas de las aguas que hoy se vierten a los ríos u que llegan al mar podrían ser infiltradas en napas subterráneas, que es de donde efectivamente sacamos el agua dulce”, expone Vega, quien considera que en este sentido, la industria ha asimilado los cambios más rápidos que la evolución de las regulaciones a nivel local.

 

El propósito de las nuevas tecnologías apunta a evitar la pérdida de agua, algo que en el actual escenario de crisis climática surge como algo primordial. El avance de las soluciones recientemente desarrolladas, expone Alexander Oesterholm, hace necesario evaluar posibles modificaciones a las normativas. Por ejemplo, la norma de riego, que exige el tratamiento con cloro y luego la extracción del mismo, debido a que este es perjudicial para la salud.

 

Sin embargo, hoy ese cloro se puede eliminar por procesos que utilizan elementos como el ozono y que son amigables con el medioambiente. Según los expertos de Voens, hay en paralelo al tratamiento, múltiples nuevas soluciones que abarcan mayores beneficios. Por ejemplo, la oxidación avanzada para extraer microplásticos, un contaminante presente en casi todo lo que consumimos.

 

La oxidación avanzada permite abatir de las aguas tratadas una amplia gama de elementos –como los antibióticos– expulsados al alcantarillado y que llegan a las plantas de tratamiento. Hay, de hecho, un caso extremo en Argentina, donde las anguilas del Río de la Plata vieron afectado su ciclo reproductivo por la presencia de antibióticos en su caudal.

 

“Es importante tener claro que la fuente de agua siempre será la misma, y lo que cambia es que por medio de un proceso la dejamos en su estado original. El agua no discrimina donde cae, puede caer en un vertedero, y hay un ciclo de recuperación de forma natural, y ese ciclo lo podemos acelerar. En algunos casos es incluso más económico recuperar agua que desalar agua de mar”, concluyó Oesterholm (Por: Luis Francisco Sandoval. Agencia InéLlambías Comunicaciones).

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