Con el objetivo de fortalecer las medidas de control de plagas y proteger el acceso de la fruta chilena a los exigentes mercados internacionales, el Comité de Arándanos de Frutas de Chile, en conjunto con el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), desarrolló en Ñuble una jornada de capacitación dirigida a productores y equipos técnicos.
Julia Pinto, gerente técnica del Comité, explicó que la actividad tuvo dos objetivos estratégicos. “En el corto plazo, buscamos que no se registren detecciones en los predios adscritos al System Approach ni en productores que envían fruta a Estados Unidos fuera de zonas cuarentenadas, ya que una sola detección podría duplicar el porcentaje de muestreo, encarecer la operación y poner en riesgo la continuidad del sistema, incluso incorporando nuevas regiones a cuarentena”, advirtió.
En el mediano y largo plazo, el desafío es ampliar el System Approach a regiones como Maule y a zonas de Ñuble que están en control, lo que permitiría exportar sin fumigación con bromuro de metilo, proceso que, indicó, “deteriora la fruta y afecta su competitividad frente a otros orígenes que no deben fumigar”. Esto es particularmente relevante para la producción orgánica, ya que el uso de tratamientos cuarentenarios con bromuro de metilo
elimina esta certificación, afectando el acceso a nichos de mayor rentabilidad. Bajo esta premisa, el Comité de arándanos ha realizado un seguimiento a los productores bajo el System Approach para capacitarlos y trabajar en la eliminación de puntos críticos en los predios.
Por su parte, el encargado nacional del programa Lobesia Botrana del Servicio Agrícola y Ganadero, Paul Fuentes, informó que para esta temporada el servicio ha modificado su estrategia de control fitosanitario contra la Lobesia botrana. Ahora, los productores de uva, arándanos y ciruelos de exportación deberán aplicar insecticidas de primera generación de manera obligatoria en todos sus predios, independientemente de si cuentan con emisores de confusión sexual, que es la estrategia de base del Servicio para el control de Lobesia. Fuentes destacó que las condiciones climáticas, especialmente las primaveras lluviosas del año 2024, han favorecido un aumento poblacional de plagas como la lobesia, por lo que en la temporada 2024-2025 hubo un aumento de capturas de esta polilla que ataca a viñedos y arándanos.
Sobre el tema, el consultor internacional e investigador de Lobesia botrana en la Universidad de Pisa, Andrea Lucchi, indicó: «En Italia, debido al calentamiento global, ahora tenemos cuatro generaciones. Otra generación significa un problema, porque la población crece más rápido. Esto ocurrió tanto en 2023 como en 2024», por lo que destacó la importancia del control temprano para un buen manejo de la plaga. «Si consideramos una larva por inflorescencia, con 50.000 plantas por hectárea y seis inflorescencias por planta, tendríamos 15.000 hembras por hectárea. En la siguiente generación, eso equivaldría a 750.000 huevos. Si aplicamos un tratamiento con un 80% de eficacia, aún quedarían 150.000 larvas para la generación siguiente. De ahí la importancia de un control temprano». En el mismo tenor, el SAG llamó a los productores beneficiados con emisores de confusión sexual a instalarlos antes del 15 de septiembre, fecha técnica clave para maximizar su eficacia, y a implementar un automonitoreo constante mediante inspecciones visuales periódicas durante la floración y fructificación, con el fin de detectar a tiempo cualquier indicio de la plaga. Durante esta temporada, se contempla la intervención de 45 mil hectáreas por Lobesia a nivel nacional.
Como Servicio, hacemos un llamado a los productores a realizar un análisis exhaustivo de los puntos de riesgo dentro y fuera de sus predios, lo que implica identificar y manejar parrones asilvestrados en bosques o cercos vivos, así como parrones domésticos o viñedos cercanos que puedan actuar como reservorios de la plaga”, destacó el director regional del Servicio Agrícola y Ganadero, Osvaldo Alcayaga, quien destacó que se ha realizado un trabajo de coordinación con Compañías eléctricas y forestales a fin de eliminar ese riesgo para la sanidad fitosanitaria en caminos rurales y servidumbres de estas organizaciones. Junto con esta medida, el SAG recomienda incorporar flora auxiliar en los cultivos. “Especies como el aliso (Lobularia maritima), el alforfón (Fagopyrum esculentum) y la caléndula (Calendula officinalis) sirven de hospedero a insectos benéficos que son enemigos naturales de la Lobesia botrana, favoreciendo su control biológico”, destacó el encargado regional del Programa Lobesia botrana en Ñuble, Gonzalo Soto.