El cultivo de arándanos se introdujo en Turquía hacia el año 2000, aunque su desarrollo inicial se vio ralentizado por disputas sobre los derechos de variedades. Hoy, el país es miembro de la UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales), lo que le ha permitido acceder a material genético protegido y fortalecer sus programas de producción. Viveros locales —respaldados por exportadores de cerezas e higos— junto con alianzas con socios de Estados Unidos y Europa, impulsan nuevas plantaciones y ensayos con variedades como Legacy y Duke, orientadas al mercado europeo.
En 2023, Turquía vivió un año decisivo: las exportaciones crecieron un 146% y las importaciones un 124%, con Perú y Chile como principales proveedores externos. Pese a un verano marcado por altas temperaturas y lluvias irregulares, el país sostuvo su expansión gracias al aumento de superficie cultivada y a la profesionalización de su cadena de frío. Con más de 85 millones de consumidores, también cuenta con un mercado interno con alto potencial de desarrollo.
La evolución de envíos confirma esta dinámica. Tras un aumento de 131 toneladas en 2020/21 a 286 en 2022/23, la campaña 2023/24 marcó un salto hasta 732 toneladas, evidenciando la capacidad logística alcanzada. En 2024/25, el volumen se ajustó a 404 toneladas, mostrando una estabilización natural tras la expansión masiva.
Destinos y tendencias del mercado
En cinco campañas, Turquía ha colocado 1.708 toneladas de arándanos en el mercado internacional, con Alemania y Reino Unido como principales compradores: juntos concentran casi el 42 % del total acumulado. Otros destinos destacados son Rusia (199 t), Suecia (109 t), Países Bajos (104 t), Emiratos Árabes Unidos (91 t) y Singapur (84 t), además de envíos menores a Irak y Polonia.
La campaña 2024/25 marcó un reordenamiento interesante. El Reino Unido lideró con el 26% de participación, seguido de Alemania (14%), Rusia (12%) y Polonia (9%). En conjunto, Polonia y Rusia representaron más de una quinta parte de los envíos, confirmando el creciente interés en Europa del Este.
Las cifras reflejan un patrón de crecimiento acelerado seguido de ajustes. Alemania pasó de 60 toneladas en 2020/21 a 147 en 2023/24, estabilizándose luego en 58. Reino Unido, en cambio, mostró un despegue sostenido: de apenas 11 toneladas en 2020/21 a 158 en 2023/24, manteniendo 105 en la última campaña. Rusia y Suecia irrumpieron con fuerza en 2023/24, aunque redujeron volúmenes al año siguiente, mientras que el bloque “otros” cayó de 24 a 6 toneladas, reflejando una redirección hacia mercados más definidos.
Microclimas que extienden la temporada
El verdadero secreto del ascenso turco está en su geografía. Desde las zonas cálidas de Antalya, donde se utilizan túneles calefaccionados, hasta las plantaciones en altura de Bursa, Kırklareli, Rize y Trabzon, el país ha escalonado sus cosechas según altitud y genética. Gracias a esta diversidad de climas, la producción se extiende de febrero a octubre, con mayor intensidad entre marzo y julio. Esta flexibilidad otorga a Turquía una ventaja estratégica: asegurar fruta en los meses en que Europa más necesita abastecimiento.
A este factor se suma un mercado interno en crecimiento. Con más de 85 millones de habitantes, el arándano comienza a incorporarse progresivamente en la dieta diaria de los consumidores, consolidando una base sólida para el desarrollo futuro de la industria.
Facilidades para comercializar arándanos turcos
La ubicación estratégica de Turquía es uno de los principales activos de su industria. La cercanía a Europa Occidental —con distancias de 1.000 a 2.500 km— permite abastecer mercados como Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Suecia y Polonia mediante transporte terrestre o marítimo en apenas dos a cuatro días. Esto reduce costos logísticos, disminuye mermas y asegura fruta más fresca.
Oriente Medio también es clave, con Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Irak y Kuwait accesibles por rutas marítimas directas desde Mersin o Estambul en tres a seis días, o incluso en uno o dos por vía aérea. Europa del Este y el Cáucaso son alcanzables en menos de una semana, mientras que Asia-Pacífico requiere entre 10 y 20 días por mar o envíos aéreos exprés. Incluso Estados Unidos y Canadá reciben fruta turca vía aérea, especialmente calibres grandes consolidados en hubs europeos.
En el plano regulatorio, Turquía cuenta con acuerdos comerciales que refuerzan su competitividad. La Unión Aduanera con la UE elimina aranceles para productos industriales y procesados, mientras se negocian cuotas estacionales para frutas frescas. El Tratado de Libre Comercio con el Reino Unido replica muchas de esas ventajas, garantizando continuidad en las reducciones arancelarias. A esto se suman acuerdos bilaterales con países como Suiza, Noruega, Georgia, Chile, Israel, Egipto y Marruecos, que otorgan rebajas arancelarias y mejoran la posición turca frente a competidores del hemisferio sur. Destaca también la participación en la COMCEC (Organización de Cooperación Islámica), que facilita la armonización de normativas fitosanitarias y abre oportunidades en Oriente Medio, África del Norte y Asia Central.