Trabajo colaborativo de más de 14 años entre ambas instituciones, busca a través del Mejoramiento Genético la primera cereza creada completamente en territorio nacional.

Seguramente “Selección 21” (S-21) no dice absolutamente nada, hasta podría parecer algo deportivo, pero si se especifica que corresponde al número correlativo de la selección que se encamina a convertirse en la primera variedad de cerezo 100% chilena, el logro habla por sí mismo.

Han sido más de 14 años de investigación y desarrollo los que ha tenido el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), quien en colaboración con el Consorcio Biofrutales, han estado trabajando en el Programa de Mejoramiento Genético (PMG) del Cerezo, con la finalidad de lograr un producto de alta calidad y potencial comercial adaptado para las exigencias de la industria chilena de exportación.

El paso que dio la S-21 ha sido sortear con éxito el primer eslabón institucional, al ser aprobada por unanimidad por el Comité Regional de Liberación de Nuevas Variedades de INIA, un hito para la fruticultura regional y nacional, a la espera de los próximos pasos que conllevan su total aprobación, protección, inscripción, y posterior cultivo comercial.

Respecto a los aspectos técnicos, el director del Programa de Mejoramiento Genético del Cerezo e investigador INIA Rayentué, Dr. José Manuel Donoso, señala que “la selección 21 fue seleccionada en la región de Coquimbo, por lo que, presenta una adaptación genética natural a las condiciones de un clima templado cálido y, por ende, a regiones con baja oferta de frío invernal; posteriormente ha sido evaluada tambien en la zona centro sur del país, lo que amplía sus posibilidades de cultivo para las regiones de Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins y Maule. Después de cinco temporadas consecutivas de evaluación sobre patrón MaxMa 14, en la comuna de Rengo, ha mostrado un vigor medio y hábito de crecimiento semierecto, con excelente producción en ramillas del año, lo que potencia la calidad de fruta, tanto a nivel cosecha como de postcosecha”.

En términos concretos, se trata de una variedad de cereza bicolor, que se ubica en el segmento de Rainier, donde se muestra de buen sabor, grande y firme, con mayor propensión de calibres superiores jumbo y superjumbo, de buen color y con muy buena condición después de 30 días de almacenaje en frío, lo que confirma su potencial de exportación a mercados lejanos.

“Para INIA Rayentué es un importante logro, ya que nuestro centro ha sido parte fundamental de todo el proceso de evaluación durante estos 14 años. El equipo de investigadores que está detrás de todo este trabajo, ha desarrollado una labor meticulosa para estar hoy en día ad portas de este importante hito. Este primer paso para lograr la primera variedad de cerezo chilena es muy relevante, sobre todo que se dé en la Región de O’Higgins y en nuestro centro. La investigación y el desarrollo que se ha llevado a cabo esperamos que llegue a buen puerto y pronto hablemos de la primera cereza 100% nacional, de gran calidad y con un potencial por descubrir. Estamos muy felices de este logro y por quienes hicieron esto posible”, señaló Cristián Aguirre, director regional de INIA Rayentué.

Junto con los atributos ya señalados, “S-21” presenta calibres entre 32 y 34 y puede llegar hasta un 90% de cubrimiento, lo que ayuda a la uniformidad frente a inconvenientes que presenta Rainier. Además, posee un sabor dulce elevado y muy firme al tacto según parámetros Firmtech.

Rodrigo Cruzat, gerente del Consorcio Biofrutales, indicó que “poder desarrollar genética nacional que esté adaptada a las exigencias de nuestra industria y de nuestros mercados finales, es un orgullo no solo para el Consorcio y para el INIA, sino que para el país. El tamaño de la industria frutícola y del sector cerecero en Chile -siendo el principal exportador en el hemisferio sur y uno de los principales en el mundo- no puede descansar solamente en la genética extranjera y como tal debe hacerse cargo de sus propios desafíos. Junto con felicitar el trabajo de INIA, hay que reconocer el apoyo de las empresas que apoyan el programa: Univiveros, El Tambo y ANA Chile, y desde luego el apoyo de Corfo que ha sido fundamental para este proyecto”.

El Programa de Mejoramiento Genético del Cerezo es encabezado por el Dr. José Manuel Donoso, mejorador genético, Jaime Otárola Mg. Sc. Fruticultor y Boris Sagredo Ph.D. Biólogo molecular, todos profesionales pertenecientes a INIA Rayentué.

Acerca de INIA

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la sociedad, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.

INIA, más de 59 años liderando el desarrollo agroalimentario sostenible de Chile.

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